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Fue un doble secuestro

Historias de reportero

CARLOS LORET DE MOLA A.

Lo que se supo fue que secuestraron a siete ciclistas de alto rendimiento. Una competidora olímpica en triatlón, Fabiola Corona, y su entrenador, Carlos Probet, entre ellos.

Pero el comando de delincuentes fue más allá y realizó, casi de manera simultánea, un segundo secuestro en la misma zona serrana del Ajusco, en los linderos entre el Distrito Federal y el Estado de México.

A diferencia del primero, de éste no se dio reporte a la autoridad ni intervino la Policía Federal en la negociación del rescate.

Las víctimas fueron cuatro señoras, quienes salieron a montar bicicletas de montaña como parte de sus rutinas de ejercicio cotidiano.

Según me reportan fuentes muy confiables, sus familiares optaron por acudir a un negociador privado, quien se encargó de pagar el rescate y obtener su liberación.

Después de haber superado el cautiverio, las señoras encontraron en los medios de comunicación la noticia de los atletas secuestrados.

Una de ellas recuerda haber escuchado el diálogo entre los criminales y el entrenador, en donde le preguntaron cuánto dinero ganaba y con el lenguaje lo maltrataban, sobajaban, atacaban psicológicamente.

Estaban muy cerca los dos grupos de secuestrados, escondidos en las mismas tiendas de campaña y chozas que fungieron brevemente como casas de seguridad de los plagiarios que, según el reporte oficial del caso que se volvió famoso, movían a sus cautivos de un lado a otro, tratando de evadir el rastreo de las investigaciones oficiales.

Del plagio de los siete atletas informó al público la Policía Federal. Enrique Francisco Galindo Ceballos, comisionado en jefe de la corporación, detalló que los delincuentes pidieron un millón de pesos, pero los negociadores gubernamentales -presumió que algunos de ellos han sido entrenados en Estados Unidos- rebajaron el monto a 250 mil pesos.

Más las bicicletas y la camioneta, que si calculamos que una bicicleta de competidor puede superar los 100 mil pesos, el botín puede resultar más jugoso que el rescate mismo.

Las autoridades federales analizan la forma de operar de los secuestradores, en busca de coincidencias con bandas detectadas desde 2011 en la zona del Ajusco y el colindante municipio mexiquense de Xalatlaco. Han solicitado a las áreas de seguridad del Distrito Federal y el Estado de México la información que tengan al respecto.

En 2013 fueron detenidos seis presuntos integrantes de un grupo de secuestradores conocido como Los Camacho, al que se atribuían por lo menos seis casos ocurridos en los meses previos. De esos seis, cinco víctimas fueron liberadas mediante el pago de un rescate. Una persona más sigue en calidad de desaparecida desde 2012.

Hasta el cierre de esta columna, no había una sola persona detenida como responsable de este doble secuestro en el Ajusco que implicó a once víctimas y que viene a encender aún más las alarmas sobre el delito cuyo crecimiento ha marcado a la administración del presidente Enrique Peña Nieto.

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