Mosul. Con el apoyo de Estados Unidos, las fuerzas curdas recuperaron una presa que estaba en poder del Estado Islámico. (EFE)
Las fuerzas iraquíes y curdas recapturaron ayer lunes la presa más grande de Irak de manos de combatientes islámicos tras decenas de ataques aéreos, dijo el presidente estadounidense Barack Obama, el primer gran revés asestado a los extremistas desde que avanzaron enormemente en las últimas semanas.
Los milicianos del grupo Estado Islámico habían tomado la presa Mosul el 7 de agosto, situación que les permitía acceder a enormes reservas de energía y agua, al tiempo que amenazaban con negar esos recursos a gran parte de Irak.
Las fuerzas iraquíes sufrieron una cadena de humillantes derrotas ante el Estado Islámico mientras los extremistas tomaban el control de grandes partes de las regiones norte y oeste de Irak, con lo que provocaban la huida de minorías religiosas. Ante las victorias militares de los milicianos, Estados Unidos regresó al conflicto por primera vez desde que retiró sus fuerzas en 2011, en un reflejo del aumento de la preocupación internacional por el grupo extremista suní.
El 8 de agosto, Washington lanzó ataques con aviones no tripulados y cazas.
El papa Francisco aprobó el uso de la fuerza para impedir que los extremistas agredan a las minorías religiosas en Irak, aunque dijo que la comunidad internacional -no sólo un país- debía decidir la manera de la intervención.
Obama describió la recaptura de la presa por parte de las fuerzas iraquíes y curdas como "un avance importante" en la lucha contra el Estado Islámico.
Si la presa hubiera sido dañada, ello podría haber tenido consecuencias catastróficas y haber puesto en peligro al personal de la embajada estadounidense en Bagdad, declaró Obama en la Casa Blanca.
Según el mandatario, Estados Unidos suministra con urgencia armas y asistencia a las fuerzas de seguridad iraquíes, así como a los combatientes curdos que luchan contra los extremistas.
