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Fútbol y sexo

Diálogo

YAMIL DARWICH

El tema es apasionante para gran parte de los habitantes del planeta: El Campeonato Mundial de Fútbol Soccer Brasil 2014. Inició con el arribo de una gran romería de visitantes al país anfitrión y otra muchedumbre, mucho mayor, reunida en diferentes lugares para disfrutar de los partidos, discutir como entrenadores expertos y consumir artículos conmemorativos diversos.

Ya desde meses atrás inició la promoción con diferentes notas periodísticas y publicidad; poco a poco nos prepararon el ambiente para que deseáramos el fenómeno mundial. Los mexicanos somos los segundos más interesados en Latinoamérica, causa de algarabía de comunicadores y comerciantes que hacen "su agosto" en pleno julio.

Ya supimos de los lesionados que se perdieron el evento, de otros que no fueron seleccionados y algunos más que estarán disfrutando, sentados en los banquillos de reservas. Todos concentrados en el campeonato y con la esperanza de avanzar a las siguientes fases, con expectativas y pretensiones de profesionales; muchos buscando mejorar las condiciones de contrato con sus equipos, otros interesados en incursionar a escuadras de mayor jerarquía o en emigrar a Europa.

En el camino: La gran danza de millones e intereses comerciales que se pelean a jugadores, venta de publicidad, posiciones del medio periodístico deportivo y, desde luego, participación de las ganancias.

Se hace todo lo necesario para llamar la atención de los consumidores: Los directivos declarando compromisos difíciles de cumplir, entrenadores hablando de posibilidades "reales", preparando las condiciones por si no logran los resultados y los jugadores enunciando sus metas y las altas expectativas personales que emocionan a los fanáticos que asimilan a "pie juntillas" toda la doctrina.

Despertar el interés justifica todo comentario, desde los fraudes cometidos en el anterior mundial, los problemas sociales ocasionados por el gasto ante la pobreza de Brasil -aunque Lula da Silva trate de componer el cuadro invitando a México a la fiesta de la crisis-y algunos otros temas, como la sexualidad durante tal período deportivo.

Aunque el entrenador mexicano -que de piojo se autopromovió a marrano por declaraciones propias- declaró que permitiría a sus jugadores tener coito durante la concentración, luego cambió de parecer, contraponiéndose a lo que dicen otros estrategas de equipos campeones mundiales, caso de Brasil, Italia y Holanda.

En ello hay confusión y se presta a chunga intentar definir "normal o excesivo", satanizando de paso al acto sexual.

Le comparto mi punto de vista.

El estudio científico de la sexología ha llegado a niveles profundos de conocimiento sobre lo que sucede en el ser humano al practicar el coito.

Se han definido lo que llaman "unidades mets", referentes al índice metabólico y el calor -consumo de energía- que emite una persona por metro cuadrado de piel en posición de sentado.

Hay estudios del consumo energético en el caso de las relaciones sexuales profundas.

Se considera que la actividad sexual durante un coito promedio consume 3.5 mets, cantidad que se considera baja comparada con los 5 que gasta una persona que sube una escalera para llegar a un piso más alto. El riesgo de un infarto durante el coito -por poner un ejemplo- representa 1.2 por cien mil individuos en un año, comparado con 2.9 de quien tiene miedo y mucho menor a 5.9 de aquellos que hacen deporte intenso solamente los fines de semana.

La conclusión es obvia: La actividad sexual consume menos energía que casi cualquier otro ejercicio, aunque para los casos de personas con amenazas de infarto hay recomendaciones especiales sobre como ejercer su sexualidad. Recuerde que cada paciente es diferente.

Sin embargo, dejamos de atender otros aspectos importantes de la vida sexual en los seres humanos y futbolistas, caso hoy tratado.

Una de ellas es la relación afectiva que reúne a parejas en el propósito apasionado que llaman amor; otro, el combate al estrés, que disminuye marcadamente en aquellos que practican la sexualidad profunda. Recuerde aquel refrán popular que dice "los problemas de la pareja se resuelven en la cama". Gran verdad.

Vale la pena mencionar las posibilidades de excesos de la juventud -nuestra selección de fútbol tiene menos de 28 años de edad promedio- y lo conveniente de limitar la diversión a lo que pudiéramos llamar "razonable", así como a los prolegómenos del acto y la fiesta posterior al mismo. Piense lo que dicen del coito: "No hay mejor inductor del sueño", que abona a la mejor actitud de seleccionados ante el compromiso.

Es claro que la falta de información genera problemas en la toma de decisión y tal parece es el caso; sume la satanización que hacemos del acto sexual y la mala educación, incluida la retrógrada influencia de creencias religiosas erróneas.

Veamos qué pasa con nuestro equipo y su rendimiento, pero no descuide las decisiones que se toman durante estas fechas sobre las leyes mexicanas. ¿Qué piensa?

ydarwich@ual.mx

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