Nunca en la historia se ha presentado Colombia con la jerarquía de la actualidad, con un potencial tan palpable como para que sea considerada, primero cabeza de serie en un Mundial, y luego gran referencia del grupo 'C', en el que debe navegar en las aguas de las incógnitas que suponen sus rivales: Grecia, Japón y Costa de Marfil. (ARCHIVO)
Nunca en la historia se ha presentado Colombia con la jerarquía de la actualidad, con un potencial tan palpable como para que sea considerada, primero cabeza de serie en un Mundial, y luego gran referencia del grupo "C", en el que debe navegar en las aguas de las incógnitas que suponen sus rivales: Grecia, Japón y Costa de Marfil.
El sorteo de Brasil 2014 fue benévolo para el conjunto que dirige el argentino José Pekerman, aunque Colombia hoy por hoy desconfía de unos rivales quizá más incómodos por imprevisibles.
Con la excepción de Grecia, de conocida táctica defensiva y apuesta por la combatividad, Japón y Costa de Marfil ofrecen improvisación y talento que no ha sacado demasiados réditos en las grandes citas.
Colombia accedió a lo grande en una nueva fase final, después de su travesía por el ostracismo, por la larga ausencia mundialista. Aspira a hacer valer su condición de cabeza de serie y a exprimir la fe que genera una generación talentosa, aunque verse mermada con la posible ausencia de su líder, el atacante del Mónaco Radamel Falcao, lesionado de gravedad.
El conjunto de Pekerman, que tiró de calidad para sellar su pasaporte después de un inolvidable segundo tiempo ante Chile en el trayecto de clasificación, recupera el protagonismo enterrado en Japón y Corea 2002, Alemania 2006 y Sudáfrica 2010.
En Brasil 2014 aspira a mejorar los octavos de final que alcanzó en Italia 1990, su tope hasta ahora en un Mundial, de la mano de nombres ilustres para su fútbol como Carlos Valderrama, Faustino Asprilla o René Higuita.
Capitaneada por jugadores que se han acercado al olimpo como el propio Falcao -es duda para disputar el torneo-, junto a su compañero en el Mónaco James Rodríguez, sin olvidar una lista ya muy extensa (Jackson Martínez, Muriel, Bacca, Ibarbo...), comenzará su sueño el próximo 14 de junio ante Grecia en Belo Horizonte.
IMPREVISIBLES RIVALES
El combinado heleno jugará su tercera fase final mundialista, un torneo al que llegó después de superar en la repesca a Rumanía y con un bloque que aúna ilustres veteranos y representantes de la nueva generación de internacionales.
Grecia, un combinado que hasta hace una década asumía su condición de comparsa, sorprendió al mundo del fútbol con la conquista de la Eurocopa de Portugal 2004.
Lo hizo como ahora, explotando al máximo la condición de conjunto. El portugués Fernando Santos mantiene las señas de identidad de aquel equipo que dirigía el alemán Otto Rehhagel y con ellas pretende superar, por primera vez en su historia, la fase de grupos.
Los helenos se ciñen a un guión de trabajo grupal junto a la explosión del delantero del Fulham inglés (traspasado por el Olympiacos en enero) Konstantinos Mitroglou, que ha proporcionado un notable salto de calidad al ataque.
La aportación de Japón o Costa de Marfil es siempre una incógnita. Equipos irregulares y por ello muy capaces, en un día, de echar por tierra todos los pronósticos.
Para Costa de Marfil este Mundial puede suponer la última gran ocasión para una generación plagada de brillo. Sin embargo, la repercusión de sus nombres no ha terminado por ser rentable. La camada que lidera Didier Drogba, junto a Yaya Toure, llena de posibilidades, no ha encontrado el premio.
Los 'elefantes' afrontan su tercera fase final mundialista, consecutiva, con decepciones en competiciones como la Copa de África. Adaptadas sus estrellas al fútbol de elite, a la competitividad europea, bajan un peldaño como conjunto. Tampoco en un Mundial han sobrepasado la fase de grupos.
En distinta posición está Japón, primer rival del combinado marfileño, que cerrará ante Colombia el periplo por el Grupo "C".
El combinado nipón, convertido en un habitual en las fases finales, afronta su quinta presencia mundialista seguida. Quiere mejorar los octavos de final que alcanzó, tanto en el 2002 como en Sudáfrica 2010, donde los penaltis, ante Paraguay, le apartaron de dar un paso más y llegar a cuartos.
Dominadora del fútbol asiático, Japón no consigue mantener la estabilidad. Pese a los altibajos, el italiano Alberto Zaccheroni, que se hizo con el equipo tras el Mundial de 2010, ha sabido exprimir al equipo, aunque aún debe paliar errores inexplicables, evidentes en la pasada Copa Confederaciones.