El guardameta “Memo” Ochoa fue clave en el triunfo del Tri al final del partido, al atajar un remate de cabeza de Benjamin Moukandjo. (AP)
Los ojos de Guillermo Ochoa se tornan cristalinos, la garganta se anuda y la voz se entrecorta. Noventa minutos no son suficientes para desahogar la felicidad generada por cumplir un sueño que llegó a parecer utopía.
El arquero de la Selección Mexicana parece quebrarse al recordar su presentación en una Copa del Mundo. Al final, se contiene, como lo hizo con aquel balón rematado por Benjamín Moukandjo cerca del ocaso.
"Es un buen debut, grandioso: triunfo, en Mundial, con el cero atrás, con estas condiciones nada fáciles y ante la calidad de los delanteros que tienen", enlista, orgulloso, el ex portero del América y el Ajaccio. "Me voy contento por este resultado, ya que la espera fue larga para poder jugar, ser el titular, y [estoy] muy satisfecho".
Venció a sus propios demonios internos. Aunque el trámite del partido con Camerún llegó a complicarse, el tapatío revela que lo verdaderamente difícil en su mágico viernes fueron esas horas de tromba en la calle y dentro de él. Aguardó una eternidad el instante, pero anhelaba que fueran fugaces esas horas de preludio a su felicidad.
"Fue largo el momento previo a jugar, en el hotel, el camión. Ya quería salir a tocar el balón, a calentar, a jugar", revive… Y reaparece el nudo en la garganta. "Estaban los nervios, la tensión, pero una vez que pitó el árbitro todo se fue".
"Me sentí bastante bien, cómodo, mucho más tranquilo, con un alivio de poder cumplir mi sueño y, en ese momento, piensas en que ya se hizo realidad, pero ahora quieres más".
También puso su mente "en mi familia. Ellos son los más importantes, los que más sufren y, sin duda, este triunfo es para ellos".
"Los vi al final, fuimos a festejar con ellos y [me encuentro] contento de que se sientan orgullosos, de verlos felices", complementa.
Promete que las alegrías continuarán durante las próximas semanas, lo que le dará la posibilidad de afianzarse, de una vez por todas, como el guardameta titular del representativo nacional.
Miguel Herrera prometió que, si se hacía un buen juego ante los Leones Indomables, no modificaría su alineación. Está convencido de que realizó los méritos necesarios para mantenerse.
"Es muy difícil que se cambie en tres partidos al portero, y más ya en el Mundial, pero tampoco pensaba en eso antes de jugar este partido", admite. "Hay que ir juego a juego. Me siento bien y mi cabeza está en jugar todo el Mundial".
"Cada vez que llegaban, eran peligrosos: la del palo [de Samuel Eto'o] en el primer tiempo, uno que otro centro o balón parado", recuerda. "No fue fácil, había que estar concentrado todo el tiempo, estar listo… Y afortunadamente estuve atento".
