Cuando Laguna Yo Te Quiero nació, lo hizo con una visión compartida entre lo local y lo global. Tuvimos claro que nuestro impacto debía ser totalmente regional, que los mensajes tendrían que ser de un lagunero a otro, compartir nuestras preocupaciones y motivaciones para hacer algo para mejorar las condiciones en que vivimos. Los cambios tenían que nacer y quedarse en nuestra tierra.
Sin embargo, encontramos en el exterior, específicamente en Estonia, un movimiento que había intentado desarrollar proyectos de limpieza urbana similares y que tras años de trabajo y decenas de voluntarios con visión global, tenía ya una clara y estandarizada metodología, herramientas, formatos y aplicaciones digitales que, además, estaban dispuestos a compartir con quien quisiera llevar a sus localidades el ejercicio. De hecho, los métodos de trabajo extraídos de Estonia han servido para que el ejercicio de limpieza masiva urbana se haya repetido en decenas de países; La Laguna fue la primera vez en México.
Gracias al enlace con Let's do it world pudimos concentrar los esfuerzos en la convocatoria; la logística estaba dada y sólo tuvimos que regionalizar las soluciones. Nuestros voluntarios usaron su aplicación para mapear los puntos de basura y a partir de ahí tuvimos claro el tamaño del problema.
Después de este ejercicio, hemos encontrado diversos movimientos ciudadanos dentro y fuera de México que, con distintos objetivos o métodos, están encontrando en la formación de redes nacionales e incluso globales, la única forma para fortalecer las voces que piden ciudades donde cada día sea más agradable vivir en el presente y, sobre todo, en el futuro. Vimos con gusto y orgullo la participación, por ejemplo, de Moreleando en el Primer Congreso Peatonal; sabemos de las redes de colectivos ciclistas en el país y cómo están compartiendo su quehacer; nosotros hemos participado de distintos espacios donde nuestra experiencia de convocatoria ha intentado sumar a un debate nacional sobre qué estamos haciendo desde la sociedad civil.
Los no pocos movimientos ciudadanos en la región debemos plantearnos, de forma imperativa, la necesidad de conectar con otros similares en el país, de comparar, compartir, hablar y sobre todo escuchar. La región debe insertarse en más de un mapa nacional, el de la sociedad participativa debe ser uno de ellos, tenemos con qué aportar, es hora de que sumemos para buscar el espacio en el mapa. ¿Quién se suma?