Hoy cumple 90 años don Héctor Fix Zamudio, uno de los más destacados juristas de América Latina y quizá de todo el mundo.
El prestigio del maestro Fix Zamudio deriva de su copiosa obra jurídica, de la profundidad y rigor con el que ha trabajado a lo largo de su vida, y de la bonhomía que lo caracteriza. Leer sus trabajos es una fuente permanente de inspiración y de información; pero lo mejor de Fix es su conversación, pues en ella despliega grandes dosis de buen humor y un conocimiento verdaderamente erudito de las cosas humanas.
Nacido en un día como hoy del año 1924, Fix Zamudio se ha dedicado desde hace más de 50 años a la vida universitaria. Ha impartido clases, dado conferencias y escrito libros y artículos que han formado a decenas de miles de abogados en México. Fue durante 12 años juez de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, durante 15 años miembro de la Junta de Gobierno de la UNAM, durante 32 años profesor de la Facultad de Derecho, desde 1974 es miembro del Colegio Nacional y lo han reconocido como doctor honoris causa en varias universidades de América Latina y Europa.
Fix Zamudio ha sabido también formar una escuela de discípulos en los que se encuentran verdaderos referentes para el ámbito jurídico mexicano e internacional. Tal es el caso de Jorge Carpizo (DEP), Diego Valadés, Jesús Orozco Henríquez, Eduardo Ferrer MacGregor y un largo etcétera.
A su vez, el maestro Fix Zamudio fue discípulo del eminente exiliado español don Niceto Alcalá Zamora y Castillo, quien a raíz de la persecución de la dictadura franquista pasó varias décadas en México, enseñando derecho procesal. Además de Fix Zamudio, el otro gran discípulo de Alcalá Zamora en México fue el eminente jurista (y también destacado universitario) Sergio García Ramírez.
Fix Zamudio representa lo mejor del espíritu ilustrado que debe caracterizar a nuestras universidades. Ha sido un investigador muy original en sus planteamientos (ya escribía sobre la figura del ómbudsman desde los años 70, cuando casi nadie en México sabía siquiera pronunciar bien esa palabra), abierto a las influencias de la mejor doctrina mundial, generoso al compartir sus conocimientos y siempre dispuesto a ayudar a sus colegas de distintas generaciones. Ojalá en nuestras universidades (públicas y privadas) hubiera más académicos como Fix Zamudio.
El maestro se ha hecho escuchar por muchos funcionarios públicos del más alto nivel, que con frecuencia lo han consultado. Miguel de la Madrid fue su alumno. Al gobierno de Carlos Salinas de Gortari le ayudó para redactar la normatividad que permitió dar vida a la CNDH. Al presidente Ernesto Zedillo lo convenció para que reconociera la jurisdicción de la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Esas han sido inmensas aportaciones de Fix Zamudio, sin las cuales no se podría entender el derecho mexicano en la actualidad.
Los 90 años de Fix Zamudio son a la vez una celebración personal para él y todos los que lo admiramos, pero también una enorme oportunidad para que sigamos pensando en todos los cambios que requiere la arquitectura jurídica de nuestro todavía muy precario Estado de derecho. El ejemplo que nos ofrece la vida y la obra de Fix Zamudio deben ser un impulso para lograr más reformas jurídicas y para elevar la capacitación de nuestros abogados.
Fix Zamudio ha dedicado su vida a formar mejores abogados y a diseñar instituciones que sirvan para la protección de los derechos humanos. La mejor forma de honrar su enorme legado es imitando ese empeño y construyendo desde la lógica del Estado de derecho el México del futuro que todos queremos.
(Investigador del IIJ-UNAM)