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Historia de familia

Addenda

GERMÁN FROTO Y MADARIAGA

Cuando nació, venía toda trasijada, a tal grado, que llegamos a pensar que no sobreviviría. Traía un peso muy bajo y al salir del vientre de mi madre, se le rompió un bracito. Contra todo pronóstico salió adelante.

Desde niña, fue una persona disciplinada y estudiosa. De hecho, en mi casa se daban los extremos. Por un lado Luly y Ricardo, modelos de hijos y estudiantes; y por el otro Chacha y yo, que les dimos muchos problemas a mis padres.

Dentro de unos días, Lourdes, habrá de tomar posesión como directora de la Escuela de Ciencias Biológicas de la Universidad Autónoma de Coahuila y es por ello que me decidí a escribir estas líneas, entre otras cosas, porque sé que mis padres y hermanos estarían muy orgullosos de ese logro.

Ella era la niña del uniforme impecable, los zapatos boleados y su peinado sin que se le moviera un cabello; en cambio, yo traía el uniforme todo roto, los zapatos raspados y los pelos aterrados, por andar jugando con los amigos, en los lotes baldíos.

Cada año, al terminar los cursos, Lourdes, salía de la escuela con todos los honores y medallas. No admitía menos de diez en sus calificaciones.

Por ello, al inicio del curso, mi padre le compraba todos sus útiles nuevos y a mí, me pedía los cuadernos del año anterior, le arrancaba las hojas usadas y me los devolvía diciéndome: "Sígale con eso".

Un día se me ocurrió reclamarle y le dije: "Oiga papá, no se me hace justo que a Luly le dé todo nuevo y a mí no": Y me respondió: "Tiene razón. Tráigame usted las calificaciones que me trae ella y le doy todo nuevo". Agarré mis cuadernos viejos, me di media vuelta, pensando que si ese era el precio, me quedaba con mis viejos útiles y me salí a jugar.

Desde la primaria, hasta el doctorado, siempre obtuvo los más altos honores, aplicando los principios que mis padres le inculcaron. Ellos se sentían muy orgullosos de su hija y aún hoy, me parece escuchar a mi madre decir: "¿Ya sabes que mi Lulita es la directora de su escuela?". "Sí mamá, ya me enteré": "Dios la proteja y guíe sus pasos, para que haga las cosas lo mejor posible --- Me diría". Así era mi madre.

Pero en un cargo de esos, político-administrativo, se deben aplicar principios elementales. Objetividad, responsabilidad, honorabilidad y rectitud. Pensar siempre en el bienestar de la escuela, antes que en el propio y aplicar cotidianamente los principios y propósitos contenidos en el estatuto universitario.

En una universidad pública no tiene cabida el sectarismo, ni las posiciones radicales. La política es armonización, flexibilidad y claridad de metas, todo esto dentro de la ley y el orden.

Estas son cosas que no se aprenden en la teoría sino en la práctica diaria. Es cuestión de experiencia y gastar los zapatos, andando de aquí para allá, escuchando a los otros y aprendiendo de ellos.

Yo también me siento orgulloso de aquella niña que era tan delgada, que la tumbaba el aire. Es la única hermana que me queda y tengo que estar muy unido a ella.

Igualmente sus hijos, Jorge y Luly, tendrán que ayudarla para transitar por este nuevo camino en los mejores términos posibles. ¡Total!, todo es pasajero en este mundo. Todo pasa, sin remedio.

Sé que Lourdes, con los valores que le inculcaron nuestros padres, cumplirá con honestidad el desempeño del cargo de directora, honrando así, la voluntad de los alumnos y maestros que confiaron en ella.

Por lo demás: "Hasta que nos volvamos a encontrar que Dios te guarde en la palma de Su mano".

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