Ante la brutalidad y la barbarie
Urge que el pueblo tome medidas drásticas, para poner fin al deterioro económico, político y social, que impera en nuestro país.
El pueblo es la instancia superior, y, es este, quien debe tomar la iniciativa para un cambio profundo y sustancial; no son los políticos, ni los partidos, quienes asuman esta responsabilidad, pues son ellos precisamente, quienes han fallado en la delicada encomienda de construir un gobierno para beneficio de todos, sin privilegios para nadie, lo cual no ha sucedido, por lo que es necesario dar por concluido este contaminado proyecto de nación, cuya inútil estructura, ya no da para más, por eso debemos destruirla …… ¿Cómo? Manteniéndonos al margen de los partidos políticos, y, haciendo vacío en los procesos electorales, como se ha venido dando en poca escala, desde hace tiempo. Con este simple procedimiento, de manera pacífica, se provocara la crisis política y se darán las condiciones para el cambio verdadero que todos anhelamos.
La convocatoria que hace el Presidente Peña Nieto, cuando dice: “ES TIEMPO DE UNIR, NO DIVIDIR” se contra-pone con la existencia de muchos partidos, que no solo fragmentan la unidad de los mexicanos, también fracturan la unidad familiar y además ocasionan una carga enorme al presupuesto oficial, que resienten mas, quienes menos tienen.
Los hechos nos indican claramente, que el modelo de país que tenemos, está plagado de inconsistencias, aberraciones políticas y arraigados vicios, por lo cual, como ciudadanos que somos, debemos saber, que, hay una alternativa legal para deshacernos del caduco sistema.
Jesús Coronado Navarro
San Pedro, Coahuila
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Orgullo lagunero
Orgullo de los laguneros esta bella tradición. Religiosidad popular donde se comparte aparte del santo Rosario, las sopas y el asado.
Las danzas, la fila y el coquito o el sartén, sociabilización familiar, fiesta, alegría y comprensión de automovilistas y autobuses.
Se transmite la tradición de padres a hijos (ojo y nietos también); se comparte lo que hay hasta donde alcance el raspado de las ollas.
La devoción de los laguneros unifica familias y vecinos, también personas que van pasando, se comparte con el que se arrima no hay fijón quien es, ni como viste. Por supuesto que habrá con que repetir la fiesta porque el amor que se repartió regreso multiplicado al ciento por uno y lo cual por supuesto siempre será atractivamente esplendoroso; benditas familias y benditos laguneros que con humildad hacen fila para degustar este alimento del cuerpo y del espíritu.
Vemos que la religiosidad popular expresa con fervor una gran pureza de intención, cree en la providencia y en la presencia amorosa de Dios. Tiene una capacidad de síntesis vital que une creativamente lo Divino con lo humano. Superando los racionalismos fríos que a veces entorpecen el entusiasmo espiritual. Pero gracias a Dios corazón nos sobra a los laguneros y compartimos con todos esta bella costumbre. ¡Felicidades laguneros!
Ing. Arturo P. Salas Juárez
Comarca Lagunera