Columnas Social columnas editoriales SOCIALES

Imágenes

El arte de vagar y divagar por las ideas. O cómo decir nada y no morir en el intento

RAÚL HUMBERTO MUÑOZ ARAGÓN

La vida es el misterio mayor… no tenemos claro de dónde venimos, a dónde vamos, por qué estamos en este preciso momento, cómo es que se confabuló el todo para coincidir en esta singularidad que somos cada uno de nosotros.

Algunos dirán que somos el producto de una gran explosión surgida hace varios miles de millones de años, algunos más de trece mil millones; que por azar, un grupo de partículas elementales inician una danza mágica e inventan a los cuasi omnipresentes átomos que construyen este planeta que ocupamos - y lamentablemente acabamos -, que tras una larga sucesión de ensayos aparecimos por primera vez entre unos cien y doscientos mil años, que somos el resultado de un grupo de ellos que decidió vivir a pesar de estar en un momento dado en riesgo de ser extinguido.

Otros más pregonarán que salimos del barro, del que fuimos moldeados a imagen y semejanza de un Dios omnisciente y omnipresente, y después mutilados por Él mismo, haciendo que de una costilla por primera y última vez el hombre haya parido - un parto sublime si me preguntan - dando lugar a la dualidad perfecta.

Dirán algunos que el camino por andar ha de llevarnos a surcar el espacio infinito, un espacio tan lleno de vacío - un vacío tan poblado de materia y energía oscura que ni conocemos, ni hemos visto, que sólo intuimos… y que quizá sea sólo el abrazo de ese "Hacedor" nuestro que se sonríe discretamente al vernos tratar de entender la maravilla del Universo -, pero que aún él tiene el tiempo contado, pues sólo nos quedan unos cincuenta mil millones de años, horas más, horas menos, y de pronto todo este Universo se colapsará.

Otros - eso otros, tantos otros que a veces se convierten en prójimos cómodos; aunque no faltan los incómodos, esos herejes que se atreven a pensar diferente y que hay que borrar del mapa pues nos enseñan un mundo distinto que no queremos conocer, ni entender - estarán ciertos que hay un mundo más allá de este que vemos todos los días y que para acceder a él, hemos de ser harto probos y demás hierbas, andar por caminos del bien hacer y el bien ser.

No sé qué tan cierto sea todo lo escrito anteriormente -quizá sólo sea ese diálogo absurdo que en ocasiones practico conmigo mismo, quizá más que diálogo monólogo… ambigüedades semánticas sin duda… un yo que a veces despierta y me sacude de las comodidad de ser, los tantos que he sido y que quizá seré -, sólo tengo claro una cosa, que son las eternas preguntas del ser humano, preguntas que tienen tantas respuestas como individuos que hoy - incluidos los de ayer y los de mañana - caminamos por este diminuto grano de arena que llamamos hogar y que al final de las cuentas sólo somos un "montón" de átomos que aprendieron a pensar, a soñar, a reír, a llorar, a divagar, y en ello, iniciaron un proceso creativo que nos ha hecho cuestionarnos a nosotros mismos, a todo lo que somos y podemos ser o hemos sido.

La filosofía nos es tan cercana como respirar, pues "filosofamos" siempre, estando solos o acompañados; ante un partido de béisbol o la Capilla Sixtina; con una copa en la mano o una mano en la mano amada; con una lágrima en la mejilla o una sonrisa en el corazón; cuando vemos el cielo como añorando regresar a ese primer instante en que todos éramos uno; un átomo primigenio perdido en el tiempo ido, en el que todos cabíamos, tan juntos que no teníamos noción del otro, pues también éramos ese otro; un otro que hoy nos es tan ajeno, que hasta pensamos que es nuestro enemigo, un espacio infinitamente pequeño donde cabían cruces, estrellas, lunas crecientes, flores de loto, pues unas eran las otras y viceversa.

Tal vez sólo seamos el sueño que alguien más sueña, ese "Hacedor" nuestro que todo sabe y al ser así, todo lo ignora; al menos, eso explicaría un poco los absurdos que vemos a cada paso, pues esta realidad nuestra a veces suelen ser harto compleja e incongruente que ha de verse complementada, resarcida y a veces reparada con los sueños de cada noche, esos a quienes les gusta jugar a las pesadillas de vez en cuando, solo para pasar el rato.

Hemos de buscar siempre y quizá, sólo quizá, al final acabemos de encontrarnos a nosotros mismos, me gusta pensar que puede ser en un bar, con una copa de vino, un trozo de queso, un chocolate y una aceituna, acompañados de esa canción que nos alimentó la vida, una sonrisa, un atardecer, el amor de tu vida y los ojos tan llenos de nosotros que griten que hemos sido.

Entender los por qué de la vida puede tornarse en un absurdo, pues sin duda, es una más de las quimeras del hombre, un anhelo por ese estadio superior en que las utopías son diario andar; lo cierto que navegar por y a través de ellas puede ser muy divertido y eso de "filosofar" es sin duda un buen deporte para la vida.

Leer más de Columnas Social

Escrito en:

Comentar esta noticia -

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de Columnas Social

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 1066623

elsiglo.mx