Por eso y muchas cosas más…
John Lennon, Frank Sinatra, Elvis Presley, Bob Dylan, Ella Fitzgerald, Louis Armstrong, Nat "King" Cole, Tony Bennett, Bruce Springsteen, Paul McCartney, David Bowie, Barbra Streissand, Stevie Wonder, Ringo Starr, Abba, The Platters, Queen, The Beatles, José Alfredo Jiménez, José Feliciano, Joan Manuel Serrat, Joaquín Sabina, Silvio Rodríguez, Luis Miguel, Luis Aguilé… todos grandes, gigantes que han andado el mundo con canciones, con música que ha servido para cantar a la vida, para denunciar y enamorar, para alimentar rebeldías, acompañar borracheras, reír y llorar. Todos ellos han encontrado en la Navidad y el Año Nuevo motivos para cantar.
"Let's hope it's a good one without any fear"… Es un tiempo en que la esperanza es siempre una buena idea, espacio en que se acumulan los sueños, donde los temores han de desaparecer, pues nada es más grato que la ilusión de un niño, ese que fuimos invariablemente regresa llenándonos de nostalgia, sorprendiéndonos de pronto tarareando algunos villancicos, algunas de esas canciones que entre buenos deseos nos ayudan a arroparnos en esta época en que los sentimientos están a flor de piel.
Gran parte del occidente se agrupa alrededor de una mesa, en ella el protagonista es la familia, en torno a esa mesa se aglutinan las historias familiares compartidas algunas por todos, otras ignoradas por los "grandes" en el tiempo que ocurrieron y que ahora al paso de los años contamos una y otra vez cada Navidad; como aquello que hacíamos mis hermanas y yo, que nos despertábamos a la madrugada, siempre con la emoción no contenida por descubrir que de aquello que pedimos en interminables listas había en pie del árbol navideño. La consigna siempre era, el primero en despertar habría de levantar a los otros para abrir los regalos; compartir, presumir, jugar… y después abríamos los regalos de mis hermanos menores, eso sí, con mucho cuidado de no romper las envolturas, descubrir que les había llevado Santa Claus, jugar con sus juguetes y después volver a envolverlos y dejarlos al pie del pino multicolor.
De los regalos de ayer queda muy poco, al menos físicamente, pues aún tengo en mi memoria muchos de los momentos vividos en familia, de las noches en casa de los abuelos, las mañanas en el barrio compartiendo con los amigos los nuevos juguetes, los tamales recalentados en el comal acompañados de café con leche, los bolos que mi madre preparaba y la silla al Niño Dios que mi padre hacía para ir a la casa de mi tío Chalio a rezar… y así incontables recuerdos. Pero siempre hay otra cara, la alegría de compartir.
"Tú que estás lejos de tus amigos || de tu tierra y de tu hogar || y tienes pena, pena en el alma || porque no dejas de pensar." Esta es quizá la canción que en lo personal más me remonta a los ayeres vividos en esas navidades, la voz de Luis Aguilé, Luis María Aguilera Picca, cantante y compositor argentino, quien grabó más de 800 canciones, la mitad de ellas de su autoría, y algunas se han convertido en estándares de la música popular en castellano, como "Cuando salí de Cuba", quizá su canción más conocida, y la emblemática "Ven a mi casa esta Navidad", de la cual son las líneas iniciales de este párrafo y el pretexto para estas imágenes personales, en las que en la Navidad sigue la familia siendo la protagonista, con algunos cambios, ahora no somos mis hermanos y yo abriendo regalos, nos hemos permutado en los "Santa Claus" de nuestros hijos, ahora la emoción que vivimos es por verlos a ellos abrir regalos, descubrir en sus rostros los nuestros propios, ver a los abuelos consintiendo y defendiéndolos de estos padres que ahora somos.
"Tú que esta noche no puedes || dejar de recordar || quiero que sepas que aquí en mi mesa || para ti tengo un lugar. (…) Tú que recuerdas quizá a tu madre || o a un hijo que no está || quiero que sepas que en esta noche || él te acompañará. (…) No vayas solo por esas calles || queriéndote aturdir || ven con nosotros y a nuestro lado || intenta sonreír. (…) Tú que has vivido, siempre de espaldas, || sin perdonar ningún error, || ahora es momento de reencontrarnos, || ven a mi casa, por favor."
"Ahora ya es tiempo, de que charlemos, || pues nada se perdió, || en estos días, todo se olvida, || y nada sucedió."… La vida es la odisea mayor, en ella hay todas las posibilidades, todo cabe, a veces se torna en una monocromía que abruma, que duele; las distancias pareciera que se acrecentan, las diferencias se magnifican, los "saldos" a cubrir por las acciones u omisiones realizados se incrementan… aunque siempre nos queda el diálogo, la posibilidad de sentarnos en la mesa, recordar quienes somos y reconocernos; aceptar los caminos andados y pensar en los nuevos andares que nos lleven a derroteros nuevos; que la vida es simple y en ello está la armonía deseada.
Por: Raúl Humberto Muñoz Aragón