En medio de un clima de protestas, huelgas y un despliegue policiaco inusitado, comenzó ayer en Sao Paulo el Mundial de Futbol Brasil 2014.
Por la mañana, unas seis horas antes de la ceremonia de inauguración, la policía brasileña dispersó con gases lacrimógenos la primera manifestación contra el torneo, informaron fuentes oficiales.
Cerca de 150 hombres de la Tropa de Choque de la Policía Militarizada del estado de Sao Paulo dispersaron a un grupo de 50 manifestantes que intentaba marchar por la avenida Radial Este, la principal vía de acceso al Arena Corinthians, el estadio de Sao Paulo, en el que se disputó el partido inaugural.
El saldo del enfrentamiento fue de al menos siete personas lesionadas, entre ellas dos periodistas de la cadena estadounidense de televisión CNN. En Natal, otra sede mundialista, una huelga de conductores de autobuses paralizó parcialmente a la ciudad; sólo un 30 por ciento de la flota está circulando, informó la alcaldía.
El paro afecta a más de 500, 000 ciudadanos y se desconoce si proseguirá hoy, día del partido entre México y Camerún, dijeron fuentes del ayuntamiento.
En Río de Janeiro, miles de personas marcharon contra la organización del Mundial horas antes de la inauguración. Cientos de personas se congregaron en una plaza del barrio de Lapa donde la policía dispersó a los activistas con gas pimienta y arrestó al menos a tres personas.
También en Belo Horizonte y en Porto Alegre, otras dos sedes mundialistas, se registraron manifestaciones con cientos de personas que se oponen a la organización de la justa deportiva por los gastos que representa.
Ya durante la inauguración, la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, recibió algunos insultos y abucheos.
