La irrupción de elementos del Ejército Mexicano el jueves de la semana pasada a las instalaciones de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UA de C en Torreón representa, en principio, una seria violación a la autonomía universitaria y deja entrever una muestra de intimidación hacia sus alumnos.
El ingreso de tropas al plantel no se justifica a menos que se solicitara de manera oficial, situación que jamás sucedió. Las explicaciones no han faltado, pero no convencen a los alumnos. El Mando Único del operativo Laguna afirma que nunca dio la orden de ingreso y que un oficial al mando de esas tropas entró por decisión propia ante el supuesto de una huelga en la escuela.
La acción de los soldados, considerada “un error” por las autoridades militares y civiles, provocó temor y angustia entre la población estudiantil sobre todo porque, según el testimonios de varios alumnos, los elementos traían listas con nombres y fotografías de jóvenes que han participado activamente en las manifestaciones que se han llevado a cabo en la región para exigir justicia en el caso de los 43 normalistas desaparecidos de Ayotzinapa.
El general Sergio Alberto Martínez Castuera, titular del Mando Único, acudió a la escuela a ofrecer disculpas y prometer que garantizará que no se repita el hecho, sin embargo los alumnos se mostraron escépticos. Cuestionaron que si él como jefe de las fuerzas militares en la región no controló la decisión de un oficial, cómo le hará para que ahora sí le hagan caso.
La autoridad militar aseguró que se aplicará un castigo de 15 días a los elementos que participaron en el ingreso y, además, informó que se abrió una investigación en el Ministerio Público Militar por los hechos. Ante esto, los estudiantes solicitaron al Mando Único que el proceso sea transparente y que los elementos involucrados se reúnan con la comunidad universitaria para ser cuestionados sobre su conducta el día de la incursión.
Dos son las preguntas que aún se hacen los estudiantes: ¿por qué un oficial toma una decisión de esa magnitud y en base a qué información o reporte? Y, sobre todo, ¿por qué buscaban a estudiantes que coincidentemente son los que más activamente han participado en marchas y protestas por Ayotzinapa?
Lo ocurrido en Torreón la semana pasada, aunado a lo sucedido en la Ciudad de México, en donde un estudiante de la UNAM fue privado de la libertad por presuntos policías federales, torturado y acusado de delitos que luego se comprobó que eran falsos, debe encender los focos amarillos de medios de comunicación y sociedad civil para exigir a las autoridades que esclarezcan los hechos y garanticen la seguridad de quienes se manifiestan en pleno uso de sus derechos constitucionales.
En caso de no aclarar lo ocurrido, se abrirá la puerta aún más al temor de que existe una estrategia premeditada de intimidación.