La inversión extranjera es un componente estratégico en el desarrollo de las actividades económicas de todos los países en el mundo. Además de contribuir en la complementación de los recursos de inversionistas nacionales, su canalización hacia las áreas de mayor impacto en el crecimiento de la producción y exportaciones fomenta la transformación de la estructura económica y la competitividad internacional.
En este contexto, las naciones que actualmente cuentan con el mejor entorno para la recepción de inversiones extranjeras de acuerdo con datos del reporte del World Investment Prospect Survey 2014-2016 son China, Estados Unidos, Indonesia e India. Considerando las tendencias globales en la materia, se destaca que las políticas de los gobiernos se están concentrando en la atracción de recursos del exterior con la intención de expandir la capacidad productiva y alcanzar el desarrollo sostenible. En esta perspectiva, se hace notorio que el marco regulatorio y aplicación de estrategias para fomentar a los sectores vitales de la economía se está flexibilizando pero a la vez se guarda una mayor vigilancia en los recursos que se ingresan. Ahora bien, considerando que las denominadas economías emergentes se han constituido en un motor de la economía global, la Conferencia de Naciones Unidas para el Comercio y Desarrollo, reporta que en los últimos tres años los flujos de inversiones extranjeras se han canalizado en una proporción cercana al 24% hacia región del sudeste asiático y en un 18% a la zona de América Latina.
Es relevante destacar que además de las políticas gubernamentales, el entorno económico general y de negocios (crecimiento del PIB, oportunidades sectoriales, inflación, consumo, entre otros) contribuye enormemente a definir criterios para la colocación de capitales. Otros elementos significativos que influyen decisivamente en la movilidad de inversiones son las estrategias de internacionalización de las empresas y desde luego la estabilidad política y el contexto seguridad.
En el momento actual, en la región de América Latina, la misma UNCTAD reporta que los principales receptores de recursos del extranjero son Brasil con una IED superior a los 60 mil millones de dólares en 2013, México con un registro histórico récord el año pasado cercano a los 40 mil millones de dólares, Chile con 20 mil millones de dólares, así como Colombia y Perú.
Para el caso de nuestro país, los flujos de capital que han ingresado tienen un imperativo estratégico. Las inversiones extranjeras son fundamentales en el desarrollo de las actividades económicas, la transformación productiva y despliegue de servicios.
Esto se ve reflejado en los datos de la Secretaría de Economía, la cual expone que entre enero y junio de 2014 el 71.8% de los recursos tiene una participación en el sector de manufacturas, mientras que un 20.3% se destina a los servicios financieros.
Esto muestra, precisamente, que el principal foco de atención radica en la producción industrial, la cual mantiene un perfil de vinculación a los mercados internacionales (industrias alimentaria, del tabaco y fabricación de equipos de transporte, entre las más representativas) y por otro lado la rentabilidad y potencial que representa el sector financiero en México (seguros, servicios inmobiliarios, alquiler y servicios de apoyo a los negocios). Cabe destacar que los principales socios inversionistas que destacan en la colocación sus recursos en México son España, Holanda, Bélgica, EUA y Japón.
En el contexto situacional de cierre de año, es importante valorar que nuestro país debe mantener el ritmo de atracción de inversiones extranjeras, que si bien se ha registrado una salida de recursos en el rubro de información en medios masivos (cuantificada en unos 3,710 millones de dólares), en el resto de la economía debe procurarse un ritmo constante en el flujo de éstas.
Sin duda alguna, mantenerse como un buen destino para las inversiones extranjeras requiere cada vez de un mayor esfuerzo de todos los actores nacionales, en especial, un fortalecimiento del ámbito de la seguridad nacional. Asumiendo que el World Investment Prospects Survey 2014-2016, señala que México se ubica entre los primeros 13 países que pueden ser contemplados para la colocación de recursos internacionales, deben redoblarse al máximo los esfuerzos correspondientes en este mismo rubro, así como el estado de derecho para enviar las mejores señales al exterior.