Jardines colgantes
La arquitectura es un arte que está en evolución continua, y que como profesionales de este ámbito debemos esforzarnos para que se manifieste con responsabilidad, acorde a los tiempos en los que nos encontramos y también a las condiciones intrínsecas de un determinado lugar, de manera que cada creación permanezca en armonía con su entorno.
Las virtudes de la arquitectura sostenible cobran mayor protagonismo en la mente de aquellos que abogan por el respeto del medio ambiente a través de edificios de bajo impacto energético. Hoy día tenemos a nuestro alcance diversas técnicas que permiten ser aplicadas logrando embellecer el entorno, sacar el máximo provecho del espacio, además de poner en práctica soluciones arquitectónicas de manera sustentable.
Prueba de ello es la presencia de los denominados jardines verticales, que permiten sacar a la luz un concepto novedoso cuya finalidad reside en reverdecer las paredes a través de la presencia de plantas naturales. Éstas, pueden crecer en distintos medios de cultivo, por ejemplo, en un sustrato liviano con algún tipo de suelo natural, o bien, en fibras sintéticas específicas adosadas en bastidores resistentes y de bajo peso.
El precursor de este tipo de jardines es el reconocido botánico de origen parisino Patrick Blanc, cuyo nombre es escuchado por la importante revolución causada en buena parte de la arquitectura y también del paisajismo moderno, asimismo, por las impresionantes instalaciones que constituyen obras de arte y diseño que llegan a ser admiradas, aplaudidas y reconocidas como grandiosas esculturas.
El éxito de Blanc nace de su facilidad para lograr composiciones llenas de belleza e imaginación, tomando como referencia los recuerdos y experiencias que obtuvo durante sus viajes en las selvas de Tailandia, donde fue testigo de la inmensa y variada flora del sotobosque tropical. Gracias a aquel escenario y a su vocación innata, consiguió crear un sistema propicio para jardines verticales en forma de muro vegetal. En un principio, se ciñó a trasladar su visión de la selva a las paredes parisinas, y después, se aventuró a salir de Francia y apostar con su idea en otros países llegando a vender más de 200 jardines verticales por todo el mundo.
Entre sus obras, destacan las más de quince mil plantas que cubren la fachada del centro cultural CaixaForum de Madrid, vistiendo la pared con una multitud natural de tonalidades verdosas. El hotel The Athenaeum en Londres, acoge doce mil plantas de 260 especies a lo largo de sus ocho pisos. En el caso de París, la decoración que impone sobre la pared exterior del Museo del muelle Branly se ha convertido en una atracción turística de fama mundial. El centro comercial Siam Paragon de Bangkok, es una de las primeras obras del botánico, que beneficia enormemente al centro, ya que es un aliciente para ir de compras. El jardín tropical de la Cité de l’espace en Toulouse, está sobre una pared que mantiene la humedad en las hojas aráceas. Blanc transforma Pont Juvénal en Aix-en-Provence, localidad que se encuentra en un bosque vertical que contrarresta las emisiones contaminantes.
El botánico parisino ha recorrido infinidad de lugares instalando bellos monumentos relacionados con el mundo de las plantas y, junto a otros profesionales en este ámbito, ha dado a este tipo de jardines una finalidad que no se ciñe únicamente a la estética o a la ecología, sino que abarca sectores muy diversos como pudiera ser el de la publicidad, entre otros. Ejemplo de ello, es la creación para las Galerías Lafayette Haussmann en Berlín o el Jardín Botánico de Misuri. Tampoco pueden olvidarse otros lugares de renombre como importantes centros urbanos que no han podido resistirse a la tentación de este tipo de jardines, tales como la Torre de Shot en pleno centro financiero de Melbourne y el Siam Paragon en Bangkok.
¿CÓMO SE CONSTRUYEN?
Un jardín vertical consiste en la instalación de una estructura metálica que se mantiene separada respecto al muro original, manteniendo una distancia que funciona como cámara de aire. Gracias a esto se evita la humedad y se consigue el oxígeno necesario para garantizar la supervivencia y la calidad de vida de las plantas. Además, cabe señalar aquí, que es cubierto por una capa de fieltro sintético con la intención de que las plantas puedan enraizarse. El sistema de riego que se utiliza es por goteo programado, lo que asegura que la evaporación sea menor.
Entre sus características cabe destacar la ligereza de su peso, así como la excelente instalación en el exterior de los edificios, con indiferencia de la diversidad de climas a los que se sometan. Estos jardines permiten la confección de superficies vegetales que sirven de filtros de aire y reguladores térmicos, reduciendo hasta ocho grados la temperatura interior y hasta diez decibeles la contaminación acústica. Entre sus ventajas y beneficios, cabe citar la sensación placentera y de relajación, calma y sosiego que se logra por el escenario visual que conforma, donde una infinidad de plantas de diversa índole cautivan al espectador y ayudan a evadir el ruido, la contaminación y la vida apresurada propia de la ciudad.
Se puede decir que los tipos de jardines verticales se concentran fundamentalmente en dos. Por un lado, están las llamadas plantaciones hidropónicas, en la que la planta toma los nutrientes necesarios de combinaciones de material inerte, absorbiendo como esponja todas las propiedades que se agregan a través del agua, en su forma de riego. Entre ellas están la cascarilla de arroz, el carbón, el fieltro, el polietileno, las espumas técnicas o el poliéster. En estos jardines verticales todos los nutrientes son aportados vía riego y es clave que funcione correctamente para el éxito del mismo.
El segundo modelo es conocido como de sustrato, y en éste, las especies son plantadas sobre una superficie mixta (orgánico y artificial). De la misma forma que en el hidropónico, los nutrientes necesarios para su crecimiento son entregados vía riego.
La gran variedad de plantas y la diversidad de su naturaleza y colores, hacen posible que no sólo grandes edificios históricos a los que se les aplica esta técnica resulten motivo de interés, sino que también algunas paredes sencillas se conviertan en centro de atracción natural y artístico. Al centrarnos en nuestro país, concretamente en la Ciudad de México, podemos admirar obras que consiguen representar a Quetzalcóatl de manera impactante, adecuándose a la milenaria cultura azteca.
Las diversas obras decoran espacios de grandes superficies comerciales, edificios singulares, propiedades privadas y públicas, así como túneles, entre un largo etcétera, constituyendo una capa de oxígeno y vida para las metrópolis y, por ende, optimizando la calidad de vida de sus habitantes.
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