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John Reed a la toma de Gómez Palacio y Torreón

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John Reed a la toma de Gómez Palacio y Torreón

John Reed a la toma de Gómez Palacio y Torreón

Saúl Rosales

El periodista norteamericano John Reed escribió un libro donde relata sus andanzas en la Revolución Mexicana. Una buena cantidad de páginas las dedica a la toma de Gómez Palacio que precedió a la de Torreón hace cien años, durante los últimos días de marzo y los primeros de abril de 1914.

En nuestra historia aquella batalla quedó registrada como “la toma de Torreón”, aunque el combate más largo y encarnizado, y que costó cientos de vidas, fue por Gómez. La hazaña era necesaria para que las huestes de Pancho Villa le arrancaran Torreón al Ejército Federal.

En su libro México insurgente, John Reed empieza la cuarta parte con el capítulo cuyo título es un grito, una orden, una consigna: “¡A Torreón!”; termina con el titulado “La caída de Gómez Palacio”. De uno a otro nos traslada a bordo de los trenes villistas desde la estación Yermo hasta El Vergel, localidad que sería el cuartel para la batalla por Gómez.

Las páginas están colmadas de cosas qué comentar: heroicidades y cobardías, calamidades del desierto, “La cucaracha” y canciones que brotan de improviso, hambre y solidaridad, empatía entre las tropas revolucionarias y Reed, maneras de ser y no ser.

Robert A. Rosenstone, en su libro John Reed: Un revolucionario romántico describe así la obra del periodista: “México insurgente es un libro para los ojos, un vasto panorama como alguno de los grandes murales mexicanos, lleno de color, de movimiento y de la lucha a vida o muerte de un pueblo”.

No faltan las soldaderas que los textos, las fotografías y el cine de la Revolución Mexicana han hecho trascender como mujeres de armas, como amas de casa portátiles, como sombras amorosas. Reed se encuentra con una soldadera que lleva “cuatro chiquillos colgados de sus faldas”. Ella le pregunta:

“-Oh señor, ¿usted sabe dónde están las ametralladoras de la brigada Zaragoza? Mi hombre está allí y no lo he visto desde hace siete días.

“-¿Entonces usted no es un pacífico [una pacífica]?

“-Claro que no -me contestó indignada, señalando a sus hijos-, nosotros pertenecemos a la artillería”.

En la Comarca Lagunera se organizó hace tiempo la Fundación John Reed en México. Este grupo, junto con el Proyecto Cultural Revueltas propuso a diputados y senadores se expida un decreto para que Reed reciba reconocimiento oficial.

Además crearon la Presea John Reed a la Trayectoria Periodística que el 20 de marzo próximo entregarán a Julio Scherer. La fecha fue escogida porque ese día de 1914 se juntaron en Bermejillo, Durango las dos columnas de la División del Norte (con Reed entre ellas), para la toma de Torreón.

La Revolución Mexicana fue de gran significado para la vida de Reed, le ayudó a darle sentido. Rosenstone recuerda que confesó su miedo a la muerte, a la mutilación, a una tierra extraña y a una gente extraña cuyo idioma y pensamiento desconocía, pero “necesitaba saber cómo actuaría bajo el fuego”.

Por otra parte, la batalla por Torreón reveló a Reed como creador del reportaje periodístico -así han sido considerados sus libros- y como autor de lo mejor que había escrito. Un grande del periodismo norteamericano, Walter Lippmann, le escribió:

“Tus [...] artículos son sin duda los mejores reportajes que se hayan hecho [...]. Yo digo que el reportaje comienza con Jack Reed.” Rosenstone comenta: “Reed aceptó de buena gracia la aclamación, pues sabía que lo de México era lo mejor que había escrito”.

Es grande la personalidad histórica de Reed. Tras regresar a Estados Unidos, después de un tiempo se fue a Rusia a vivir la Revolución de Octubre, de la que surgiría la Unión Soviética. De esa experiencia le brotó el otro libro: Diez días que estremecieron al mundo. Por su participación le concedieron el honor de que sus restos reposaran en la muralla del Kremlin.

A cien años de que John Reed vivió la gran gesta de la Revolución Mexicana que es la toma de Torreón (centenario que deberíamos estar celebrando con fanfarrias y atabales) sean estas líneas un homenaje al periodista que gozó la simpatía de los revolucionarios mexicanos y a la que correspondió gustosamente.

Correo-e: rocas_1419@hotmail.com

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