El Papa Francisco ordenó que fueran inscritos en el Registro de los Santos y estableció que en toda la Iglesia ellos sean devotamente honrados.
A partir de ayer, el mundo católico tiene dos nuevos santos: San Juan Pablo II y San Juan XXIII.
El Papa Francisco ordenó que fueran inscritos en el Registro de los Santos y estableció que en toda la Iglesia ellos sean devotamente honrados.
Millones de católicos de América Latina, el "continente de la esperanza" para la Iglesia romana, celebraron la canonización de los pontífices Juan XXIII y Juan Pablo II en una emblemática ceremonia celebrada en Roma por Francisco.
Desde Argentina, el país natal de Francisco, pasando por Colombia, Centroamérica y el Caribe hasta México, los fieles católicos asistieron a oficios religiosos y otros actos para agradecer la elevación a los altares de Juan XXIII, el "papa bueno" que convocó el Concilio Vaticano II, y Juan Pablo II, el "pontífice viajero" que visitó varias veces América.
En México, los católicos celebraron con un oficio religioso en la Basílica de Guadalupe, al que asistieron miles de personas que recordaron especialmente al papa Wojtyla. Juan Pablo II es el pontífice más querido en México, un afecto que se fraguó durante las cinco visitas que hizo a este país, la primera en 1979 y la última en 2002.
Fue en esa última visita en la que el pontífice ofició la ceremonia para canonizar al indígena Juan Diego, a quien, según la tradición católica, se le apareció la Virgen en cuatro ocasiones, en 1531.
Por otra parte, en La Laguna se lanzaron globos blancos como parte de los festejos por la doble canonización. Con la canción "Amigo" cientos de laguneros le rindieron un homenaje al Santo Padre.
El Obispo de Torreón, José Guadalupe Galván Galindo, aseguró que las canonizaciones son una celebración de fe que se deben vivir con júbilo.
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