ENTRADA.- Pocas empresas del país están tan desacreditadas ante la opinión de los mexicanos como la Comisión Federal de Electricidad (CFE por sus siglas). Se trata de la empresa titular del monopolio para dar el servicio de energía eléctrica a 112 millones de mexicanos.
Es una empresa descentralizada que se ha distinguido por su ineficacia y falta de solidaridad para con sus clientes y usuarios. No obstante los esfuerzos que han hecho los diversos directores para abatir los niveles de corrupción, no ha sido posible desterrarla. En las provincias internas donde vivimos las personas de a pie, los intendentes, superintendentes regionales o jefes de Zona, son individuos invisibles para el público que les paga sus sueldos. Como si se tratara de procónsules romanos, es materialmente imposible hablar con ellos para tratarles algún problema o queja. Encerrados en su original castillo de la pureza son inaccesibles. Ven para abajo indiferentes. Inalcanzables para el público éste es víctima de su incapacidad y prepotencia.
SOPA.- Reconociendo que los altos mandos han puesto en vigor y de manera acertada, renovados sistemas y la tecnología más avanzada para facilitar a los clientes trámites y gestiones, la infantería (como siempre) no puede resistirse al manoteo. Enrique Ochoa su nuevo director, es un hombre joven con deseos de servir al país y de erradicar las irregularidades de la CFE, pero con los ancestrales vicios que viene arrastrando la empresa desde siempre, le será difícil erradicarlos al corto plazo.
Muchos de los problemas de la CFE son producto de la propia estructura sindical que agrupa a sus trabajadores y que despide un mismo tufo y olor que el de Pemex, Ferromex o el SENTE de la Gordillo, todos ellos ejemplos paradigmáticos de la corrupción y de la falta absoluta de transparencia. Como los trabajadores de los sindicatos ya relacionados, el de la CFE tienen la particularidad de que prestan servicios capitales, indispensables e insustituibles al país. De ahí que los líderes, desde hace muchos años, han venido chantajeando al estado mexicano para lograr prestaciones fuera de la real capacidad económica de esas empresas.
PLATO FUERTE.- Los trabajadores de la CFE gozan de una serie de prestaciones que no concuerdan con su capacidad económica real, es por ello, que el estado mexicano tiene que subsidiarlas año con año. Como ejemplo las siguientes: en el período de enero a marzo de este año destinó 7 mil millones de pesos para pagar las prestaciones de sus funcionarios; datos de la Secretaría de Hacienda, informan que en el mismo lapso se pagaron 251 millones de pesos para aguinaldo o gratificación de fin de año.
Pero como en todo hay niveles, algunos trabajadores reciben además del beneficio del Seguro Social, apoyos para médicas excedentes, los cuales requirieron 33 millones de pesos.
Asimismo, los trabajadores de CFE se vieron beneficiados al inicio del año con 540 millones de pesos para ayuda de despensa; con 343 millones para ayuda de transporte y 90 millones para alimentos.
Además, están los incentivos por fidelidad 181 millones de pesos; gratificación por años de servicio 62 millones de pesos; pago de horas extra 250 millones; los incentivos grupales 149 millones de pesos; vacaciones pagadas no disfrutadas por 82 millones e incentivos por puntualidad, 95 millones de pesos. ¡Premios por llegar a tiempo al trabajo!, y la reina de las prestaciones: los trabajadores y funcionarios no pagan la energía que consumen en sus domicilios, ésa se las pagamos nosotros y va prorrateado en los recibos que pagamos.
Además, gozan del fondo por prima dominical de 8 millones; la vacacional de 360 millones; del seguro de edad avanzada y vejez 274 millones y otra decena de prestaciones, todas a cargo del presupuesto de la CFE. Estos gastos y erogaciones se prorratean en cada uno de los recibos que pagamos los mexicanos, de ahí que el costo de la energía sea tan alto.
POSTRE.- Como se podrá ver, el sindicato y sus prestaciones tienen agarrado del cuello al gobierno y al pueblo de México que carecen de cualquier margen de maniobra para corregir estos excesos (igualito que en Pemex). Se trata de conquistas laborales muy ajenas a la capacidad económica de las empresas que deberán ser satisfechas irremisiblemente porque un día sin energía eléctrica o sin petróleo no queremos ni imaginarlo.
DIGESTIVO.- Para poder consolidar y hacer realidad las reformas energéticas aprobadas por el congreso mexicano, habrá que ir pensando la manera y forma cómo el Estado Mexicano por una parte, adecua las prestaciones a la capacidad real de las empresas y segundo, cómo poner en orden a esa élite laboral que mayoritariamente no cumple ni quiere entender, que su única obligación es servir y cumplir frente a sus patrones: nosotros los mexicanos.