Bajito nivel el mostrado hasta el momento en la liguilla del futbol mexicano. Tres de las cuatro llaves se han definido por la mejor posición en la tabla y el juego que lucía más desnivelado, por aquello de la ventaja obtenida en calidad de visitante, un Atlas timorato lo echó por la borda al caer, sin meter ni las manos, frente a Monterrey en el mismísimo "coloso de la calzada Independencia" en Guadalajara.
El arbitraje va cumpliendo con trabajos bastante razonables e incluso muy buenos, citando en este rubro a César Arturo Ramos Palazuelos, quien trabajó en el citado juego de vuelta entre los Rojinegros y Rayados. Excelente en la marcación del penal favorable a la visita por mano deliberada de Gerardo Venegas, que por cierto se lució con dos penales provocados en contra de su meta. Creo que va entendiendo que el área es del árbitro y no debe ceder a la presión de sus asistentes.
No cayó en la frecuente tentación de compensar, como suele suceder cuando el público aprieta y en la banca tienes a una bomba de tiempo como Tomás Boy. Luego de que Monterrey se fue arriba en el marcador, se pidió un penal a favor del Atlas en un balón dividido disputado entre Luis Caballero y Estefan Medina. El balón sale machucado fruto de que ambos lo tocan y el sinaloense avecindado en Morelos no se dejó intimidar.
Muy bueno también lo de Paul Delgadillo en el Toluca ante Jaguares. La verdad, los chiapanecos plantearon un valiente esquema que los condujo a llevar la eliminatoria al límite. Incluso hay un disparo de Diego de la Torre, faltando un par de minutos, que pasó lamiendo el poste y que había dejado como estatua de sal a Alfredo Talavera. El arbitraje del tapatío coadyuvó a que se jugara a muy buen ritmo e intensidad.
Sólo un pero. Faltando unos minutos para terminar se produjo un choque entre el "Chaca" Rodríguez y Richard Ortiz en el medio campo. Paul no se percata y el chiapaneco increpa al rojo por tirarse. Acto seguido el paraguayo Ortiz, que es de mecha corta, se levantó y le tiró un cabezazo que era de tarjeta roja. Todo le pasó de noche al juez pese a su experiencia. Ese es el tipo de jugadas que te pudren, en un segundo, un partido de futbol.
El más flojito resultó el trabajo de Toño Pérez Durán en el Tigres-Pachuca. No capta la intensidad de la falta de Jofre Guerrón sobre Aquivaldo Mosquera que era a todas luces de tarjeta roja. De hecho, lo saca del partido y no lo quebró de milagro. Luego deja en la cancha a Walter Ayoví por tundirle en el rostro a Hérculez Gómez. A ver si no me lo sacan del torneo.
Otra vez la violencia hizo su aparición en los estadios mexicanos y ahora fue el Jalisco. Parece que los protocolos policiacos para este tipo de eventos brillan por su ausencia. Quizá necesiten un muerto, como ocurrió en Madrid, para que se pongan las pilas.
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