Por supuesto que le voy a los Pumas y me dio muchísimo gusto que le ganaran al América el sábado pasado en la cancha del Estadio Azteca, sin embargo, la pasión no me ciega y tengo que reconocer que en la racha donde suman ya cuatro victorias y un empate, hay una inmensa dosis de fortuna.
Existen dos hombres que pasan por extraordinarios momentos; uno de ellos ya es una leyenda del cuadro auriazul como Darío Verón y el otro es el guardameta Alejandro Palacios, mejor conocido en el bajo mundo del hampa como el "Pikolín" y que ha salvado en innumerables ocasiones el arco felino.
El primer tiempo del encuentro sabatino en el "Coloso de Santa Úrsula" es la mejor muestra de lo que digo. Si los delanteros aguiluchos hubieran andado medianamente afinaditos y San Pikolín no estuviera en estado de gracia, los Pumas se hubieran llevado, por lo menos, tres pepinos al vestuario.
Pero Luis Gabriel Rey, Raúl Alonso Jiménez, Miguel Layún y hasta el "topo" Valenzuela se encargaron de validar aquel viejo adagio de que "portero sin suerte, no es portero" y luego llegó la burrada del "Maza" Rodríguez, pegándole un rodillazo ahí, donde nace la vida dijera mi brother el "Perro" Bermúdez al otro "Pikolín" y a otra cosa, butterfly, el partido se inclinó de un solo lado.
Pumas le ganó a Tigres y León sin ser mejor que ellos y mi principal preocupación es que los Trejo, José Luis y Mario, se la estén creyendo y piensen que efectivamente el lugar en la tabla es merecido y ya es chico el mar para echarse un buche de agua.
Si el torneo mexicano fuera, como en los países civilizados futbolísticamente hablando, a tabla llena, hoy sólo Cruz Azul y Toluca merecerían el comentario. El resto muestra un nivel tan bajo, que hasta los partidos por no descender resultan de bostezo.
Es por ello que acá a cualquier arroz con salchicha se le llama paella y el equipo que, de la manera que sea, hilvana resultados positivos, pueda meterse a lo que los expertos llaman "zona de calificación" o sea, la manera de conservar la chamba e intacta la ilusión de ser campeón. Son muchas ya las ocasiones que un cuadro que se cuela a la liguilla de "lágrima", acaba siendo monarca.
Volviendo al tema de los universitarios, si el "profe" Trejo piensa que el planteamiento de dejar solo y su alma a Martín Bravo adelante y regalarle la pelota al adversario fue lo correcto, estamos en aprietos. Lo mejor en estos momentos para el cuadro auriazul es la mesura y la autocrítica. Sigo pensando que no son tan malos como mostraron las primeras tres fechas ni tan buenos como el lugar en la tabla de posiciones lo muestra.
Considero a Pumas una muestra del futbol que nos toca vivir semana a semana y ojalá me callen la boca y demuestren que no son… un espejismo.
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