Actualmente se ha devaluado la palabra "clásico", sobre todo en el futbol. Ya se habla del "clásico mundial" cuando juegan Barcelona vs Real Madrid, aunque los que se envuelven ya sea en la bandera blaugrana o en la merengue hayan nacido por el rumbo de Topilejo. Existe también "el del periférico" aludiendo a la ubicación que en el Distrito Federal tienen las televisoras propietarias del América y Monarcas. Qué decir de aquel juego en que se enfrentaban Santos, propiedad de la fábrica de chelas Modelo y Tigres, cuyos dueños eran la competencia y se le apodó el "clásico de la cerveza", en fin, se me acabaría el espacio reseñando la cantidad de barbaridades que en torno a este tema se dicen a diario.
Esta semana se jugó en nuestra patria el "clásico de clásicos" y si lo quisiéramos poner de muestra para el resto del mundo, caray, qué pena con las visitas. Partido sin chiste, desangelado, desabrido, donde ganó el menos malo y donde once impostores vestidos de rayado, arrastraron el prestigio hasta permitir la peor goleada en la historia jugando como local, sin alcanzar a meter ni siquiera las manos.
Porque, mire usted, en el futbol y en la vida hay formas y grados en la derrota. Cuando el jugador, independientemente de su calidad, deja el alma en la cancha, no se le podrá reprochar mayor cosa y si no me cree, vea los partidos donde juega el Querétaro.
Chivas está pagando la inmensa cantidad de desaciertos, contradicciones y tonterías de sus propietarios pero la falta de garra, de corazón, de dignidad de sus futbolistas es para dar rabia y eso que yo le voy a los Pumas.
Imagino el entripado que deben traer los aficionados rojiblancos cuando, sin demerito del fair play, no vieron a sus ídolos tirar ni siquiera una patadita al rival que caminaba por la cancha como si fuera un interescuadras.
O sea que el famoso "clásico" no valió para nada y ahora viene, espalda con espalda, oooootro "clásico" nada más que más chavalito, quizá por ello merezca el mote de "clásico joven", a jugarse entre América y Cruz Azul.
Pero para que nadie chille, allende nuestras fronteras, la federación gabacha de futbol, a cuya selección le debe el tricolor no haber quedado fuera del mundial de Brasil, ha extendido una invitación para jugar un "clásico" más, el de la Concacaf entre el equipo de las barras y las estrellas y el combinado dirigido por Miguel Herrera, a jugarse en Phoenix, Arizona.
Bueno, pues al ratito, si es que se consuma el descenso del Atlante, se revivirá en la división de ascenso una edición más del añejo clásico de la capital, entre los "Potros de Hierro", ahora avecindado en Cancún y los hidrorrayos del Necaxa, cuya sede es Aguascalientes pero eso vale gorro, la onda es que se trata del enésimo "clásico". No cabe duda que a cualquier taco le llaman cena.
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