Los últimos cuatro juegos del Santos Laguna, tanto en Copa como en Liga, nos han mostrado una cara fea, muy fea del equipo que dirige Pedro Caixinha. Se puede argumentar que se han ganado dos de esos cuatro a León y Monterrey, es cierto, pero el desempeño en esas dos victorias en casa se debe achacar a la extrema debilidad del rival. Escasas llegadas a gol, equivocaciones continuas ya no digamos en los últimos treinta metros sino desde la salida. Desdibujado, falto de ideas, con una defensa que ha sido desnudada cruelmente. Eso en las dos victorias, en las dos derrotas por idéntico marcador de cuatro a uno el desastre es colosal. Lo que parecía la pareja ideal de centrales, Izquierdoz y Alanís han perdido la figura, desesperados corren tras los rivales al verse continuamente superados. La contención había sufrido con Juan Pablo, ahora sin él contra el América nadie detenía las oleadas de las Águilas, se dejaban venir sin encontrar obstáculos. Se supone que Pedro armó una triple contención con Ceballos (sigue sin madurar) Ribair (ahora ya ni siquiera pega) y Salinas (perdido sin encontrar su ubicación en la cancha) y adelante Darwin cada vez más aislado y extrañando a rabiar al número 24.
El ataque, con la lesión de Rentería y un Djaniny al que trajeron para trabajar de poste y bajar balones a los que vienen de frente, el africano no bajó una sola pelota el viernes y se vio un poco mejor jugando por fuera donde dobló la esquina y le regaló una pelota de gol a Darwin que falló de manera lamentable para el uno a cero que nunca existió. En cuanto al Topo Rentería se nos dijo vía comunicado oficial que estaría fuera por lesión diez días y resulta que Pedro a la usanza de los técnicos de los sesenta y setenta como Trelles, Roca, Miloc, etcétera, trató de desconcertar al enemigo manejando información que resultó falsa, a menos que nos digan que el poder de recuperación del joven cafetalero es digna de un miembro del Salón de la Justicia. Andrés apareció en la banca e incluso Pedro lo utilizó ¡diez minutos! O sea pasó de diez días de inactividad a diez minutos de juego.
Esa "estrategia" de Caixinha más la inopinada manera de ponerse a leer ante los medios las crónicas de los primeros nueve juegos del América donde resaltó los errores arbitrales que beneficiaron a las Águilas en siete de nueve encuentros, lejos de presionar a Santander, quien tuvo un buen arbitraje (salvo el error de pensar que Izquierdoz ya tenía una amarilla y le sacó la roja para luego corregir). La verdad lo único que provocó Pedro es que sus jugadores salieran a la cancha con una presión extra, calientes desde el vestidor y la cabeza hecha un lío. Si a esto le agregamos el motivo por el cual Juan Pablo no estuvo en la cancha (su esposa Karla se encuentra delicada de salud, hacemos votos por su pronta mejoría) fue un ingrediente más para que los Guerreros salieran a jugar de manera notoriamente desordenada.
Ya en una ocasión Pedro y sus muchachos visitaron a los Tigres en medio de una mala racha y salieron avantes, para ya no extraviar el camino a la liguilla, esta vez parece más complicado al no contar con Oribe en sus filas la ofensiva santista que sacaba las castañas del fuego luce raquítica. Si hay un ganador entre Pachuca y Tigres, y Jaguares vence a Pumas, Santos caería al octavo puesto cuando hace un poco más de una semana aspiraba a ser líder del Apertura.
Volviendo a las actitudes de Pedro Caixinha lo mejor que puede hacer el estratega lusitano es dejar de escuchar el canto de las sirenas, alejar los reflectores que tanto lo tientan y volver a las bases de su éxito, trabajo y concentración, dejar de lado las veleidades y lo superfluo de este negocio, hay tiempo, equipo y afición para enmendar y encontrarse, por fin, jugando "su quinto partido" (la ida de la final).
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