Esta es la historia de dos equipos que en sus respectivas ligas marchaban de manera competitiva en busca de acercarse a los líderes, basados sorprendentemente en una característica atípica en ellos, su defensa. De manera sorprendente ligaban partidos dejando al rival en cero, hasta que como diría Emmanuel "Todo se derrumbó" confirmado, las defensas que colgaban ceros a los rivales era un espejismo, la realidad ha saltado a escena, los huecos y filtraciones que exhiben actualmente la retaguardia santista y la de los Azules Reales es sencillamente alarmante. En los últimos tres juegos le han encajado nueve goles y decenas de jugadas de gol creadas a los Guerreros, la zaga lagunera ha caído en profunda crisis como la del Schalke 04 que de repente se le han venido en cascada las anotaciones de los rivales sin oponer gran resistencia, el equipo alemán en los ocho juegos que le antecedieron a la debacle, sólo había permitido ¡dos goles! Dos goles en ocho partidos, en los últimos dos, incluyendo UEFA Champions League ¡once! Claro, podrán alegar en su defensa (literalmente hablando) los de Gelsenkirchen que enfrentaron a las dos mejores ofensivas del mundo, eso nadie lo niega, el problema es la "cooperación" del aparato defensivo para que el Madrid y el Bayern los aniquilara de fea manera.
Por su parte, Santos Laguna en sus primeros seis juegos de Liga, los rivales le anotaron cuatro veces, en los últimos tres: ¡nueve! Tarde o temprano, los delanteros rivales terminan acertando lo que antes fallaban, el gran Oswaldo o mi tocayito Ralf Fährmann atajan lo factible no lo imposible.
Hablando concretamente de lo pasado el viernes en el Corona, fue una pena, un equipo que te gana en casa cada paso del cometa Kohoutek, te derrota en medio de la celebración del hombre récord Oswaldo Sánchez, un hombre que estaba "desahuciado" dos días antes del partido da su mejor exhibición desde que llegó al equipo rojinegro, el chileno Rodrigo Millar, diagnosticado con influenza y descartado para hacer el viaje a Torreón, de un día para otro el "competente" doctor del Atlas cambia su diagnóstico por un cuadro leve de amigdalitis y Millar viaja a Torreón y entonces lo ataca un cuadro no de influenza sino de influencia, sí, parecía influenciado por Zinedine Zidane el desgraciado, ¡cómo jugó!, el primer gol que anotó, un portento de dominio y de frialdad, dentro del área desparramó humillantemente a Alanís y Figueroa para luego a contrapié dejar congelado a Oswaldo, si planean hacerle una estatua a San Oswaldo ahí esta el modelo a seguir (perdón por la broma de mal gusto).
Otro que dio su mejor juego desde que llegó a nuestro país fue el chavo colombiano Andrés Rentería, espectacular partido del "Topo" al que simplemente el destino y el veterano Vilar le evitaron culminar su estupenda actuación con goles. De lo rescatable a futuro, el progreso que ojalá ahora sí sea definitivo para el nueve de Santos, se necesita para fortalecer el ataque que es aparentemente la única arma que le resta a los laguneros para intentar calificar y trascender en este torneo.
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