Ya se ha dado el paso casi definitivo para otorgar la concesión de alumbrado público por 15 años en el municipio de Torreón.
Definido como el principal proyecto de la administración de Miguel Riquelme, el comité técnico creado ex profeso por el cabildo de Torreón para sancionar el concurso en el cual habría de resolverse a quién otorgar el multimillonario contrato, ha dado ya su fallo.
Once en un inicio fueron las empresas interesadas en participar en lo que terminó por licitarse, ya que en un principio, las autoridades exploraron la alternativa de adjudicar este contrato de manera directa. Tan es así, que en el Centro de Torreón y en la avenida Colón, la empresa Cook Lite llevó a cabo la sustitución de luminarias tradicionales por equipos de última generación para hacer una muestra de los beneficios que traería la instalación de las nuevas lámparas base tecnología de led, que son mucho más eficientes en cuanto a consumo de energía eléctrica.
Es evidente que la compañía que hizo este muestreo contó con la anuencia del alcalde Riquelme para hacer la instalación mencionada, pero no hizo la inversión sin un relativo sustento. Era un hecho que había ya un entramado para que Cook Lite de alguna forma se pudiese convertir en proveedor municipal, pero la envergadura del proyecto mismo hizo que se reculara en cristalizar esta vía y con atingencia resolvieron sujetarse a la ley como debe ser y tomaron el camino de la licitación pública.
Así entonces se abrió todo este proceso que para efectos prácticos se ha resuelto en cuanto la definición de para quién será el contrato, designándose a la empresa Construlita Lighting International SA de CV con domicilio en la ciudad de Querétaro, que se encargará de modernizar y mantener todo el servicio de alumbrado público por 15 años, a razón de un costo aproximado de tres mil millones de pesos.
Evidentemente que todo este hecho hace que todas las miradas se fijen en el proceder de la presidencia municipal de Torreón, y específicamente en el titular de la misma, el ingeniero Miguel Riquelme Solís, quien llegó al cargo luego de un desastroso desempeño de sus predecesores, del mismo partido y grupo político. Además de ello, en Torreón ya se conoce desde hace más de quince años lo que significa vivir con uno de los servicios municipales concesionados, como lo es el caso del servicio de limpia, que está a cargo de la empresa PASA, quien usufructúa alegremente ese trabajo, con un contrato que claramente fue diseñado a favor de la empresa concesionaria y lejos de proteger los intereses de los torreonenses.
Ampliando el tema de la concesión de PASA, y como antecedente reciente, cuando Torreón era gobernado por el presidente panista José Ángel Pérez, blanco político del gobierno del profesor Humberto Moreira, las huestes del profe, recio y callado se dedicaban a señalar a los medios de comunicación laguneros que el servicio de limpieza municipal de Saltillo era mucho más barato que lo que Torreón le pagaba mensualmente a PASA por recoger la basura. Esa insistencia de hacer tal señalamiento se esfumó apenas el PRI recuperó el poder municipal. Más allá todavía, José Ángel intentó cambiar las condiciones del contrato con PASA, ya que fue en su tiempo cuando se vencieron los quince años concesionados, pero el edil no tuvo la capacidad por las razones que sean, de contener las ingentes utilidades que PASA le arranca a Torreón. Curiosamente entrando Olmos, el contrato se arregló y PASA opera con normalidad.
Es por eso que la ciudadanía toda debe estar muy al pendiente de cómo se elabora el contrato con la empresa Construlita Lighting, para que no suceda lo de la basura. En palabras del tesorero actual Mota, si el municipio operara directamente el servicio de limpia, el gasto anual andaría en cifras alrededor de 80 millones de pesos, no en los 120 millones que actualmente se paga.
En el tema del alumbrado, sin embargo, hay condiciones distintas sin duda que vale la pena recordar. Primero, las pésimas condiciones en que éste se encuentra debido en parte al deficiente mantenimiento que le brindó la administración anterior y en parte también por el robo de cable de cobre al que se ve expuesto. Segundo, la aparición que nuevas tecnologías que generan un importante ahorro de energía, sólo que la barrera para acceder a ellas es ciertamente una inversión de 900 millones de pesos para la reposición de todas las luminarias de la ciudad. El Municipio de Torreón no puede costear ni remotamente esa cantidad a menos que contraiga deuda.
Así entonces, había dos rutas para rehabilitar este servicio público municipal esencial: deuda o concesión. Destinar recurso propio para paulatinamente reponer la tecnología anterior por la nueva no era viable para los tiempos de esta administración, así que se definieron por concesionar.
Este es pues el escenario, lo trascendental es observar que el contrato se elabore de manera equilibrada, no como el que se tiene con PASA. Asimismo, tener claro que concesionar implica que un tercero gane una utilidad legítima, que teóricamente si el Municipio decidiera operarlo, no se tendría que erogar, y para concluir Miguel Riquelme eligió esta vía de concesión porque él será quien inaugure esta nueva era del alumbrado público, pero el costo lo tendrán que pagar cuatro administraciones. Es algo así como comprar un coche nuevo entre cuatro, pero el primero es el que va a estrenar y gozar los beneficios, por eso es que esto del alumbrado se va a concesionar, y la viabilidad realmente surgió por las nuevas tecnologías de ahorros significativos del costo de la luz, que permitieron el margen de maniobra.