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La convivencia en los tiempos del móvil

Cómo rescatar la comunicación familiar

La convivencia en los tiempos del móvil

La convivencia en los tiempos del móvil

Martha Acela Medina

Los avances tecnológicos han facilitado la comunicación en el mundo, sin embargo, ignorar el establecimiento de límites y reglas respecto al uso de teléfonos celulares y otros aparatos, puede derivar en una convivencia deficiente entre los miembros de la familia.

El tema de la familia es muy abordado en estos tiempos por los medios de comunicación, en donde los expertos ofrecen información sobre la función de ser padres, la crianza de los hijos, el aprendizaje académico o los valores dentro del hogar.

La familia es el núcleo de la sociedad, por lo tanto, es ahí donde los individuos aprenden a relacionarse con el mundo exterior y a llevar a la práctica lo que en ella se aprende.

Durante siglos, la comunicación y la forma de relacionarse entre los individuos, fue de manera oral y escrita, hasta que se inventaron nuevas maneras de hacerlo con el desarrollo de la tecnología. De esta manera, en menos de cien años los cambios en este sentido se han dado a pasos agigantados.

Por ejemplo, a partir de 1930, cuando se popularizó la radio en México y unos años más tarde la televisión, la convivencia dentro de las familias se modificó paulatinamente. Las familias acostumbraban reunirse en torno al único aparato de radio en la casa para escuchar su programa favorito, lo que formaba parte de sus gustos recreativos, que derivaban en momentos irrepetibles. Algo similar ocurrió con los programas televisivos, sobre todo cuando la mayoría de las familias contaban con un solo aparato de televisión en la sala de sus casas.

CONVIVIR PARA VIVIR MEJOR

Actualmente, es común que la radio se escuche de manera individual dentro del hogar, a través de audífonos conectados a algún aparato reproductor de audio. Igualmente, muchas familias cuentan con más de un televisor en casa (hasta uno por cada recámara), haciendo que cada individuo de la familia se aísle para disfrutar de sus gustos particulares, dejando de lado esas experiencias familiares de antaño.

En el pasado las familias practicaban actividades aún vigentes como pasear en bicicleta, ir a disfrutar de un helado, salir por las tardes al parque, organizar un día de campo en algún lugar cercano, ir al cine o disfrutar de una tarde jugando lotería o cualquier juego de mesa.

Hoy existe una gran cantidad de actividades para realizar fuera de casa, mismas que fomentan la práctica de valores y el aprendizaje de la interacción entre padres e hijos, y entre los hermanos.

Es a través de esta convivencia como los hijos aprenden a relacionarse, socializar, respetar la jerarquía y las reglas, establecer límites y respetarlos, competir, negociar, perder, ceder, ser líderes, pertenecer, trabajar en equipo, ser solidarios, ser leales, comunicarse positivamente, expresar sus sentimientos, y otras muchas cosas más que se asimilan dentro del seno familiar y la convivencia.

¿COMUNICACIÓN QUE ACERCA?

La incursión de la tecnología durante la segunda mitad del siglo pasado, sobre todo a partir de la década de los ochenta y noventa con el uso las computadoras, que al principio sólo eran para usos laborales o académicos y que poco a poco fueron ganando terreno hasta introducirse en los hogares, cambió la manera de aprender e investigar. Pronto se convirtieron en una herramienta personal con un sinfín de aplicaciones que permiten el acceso a las redes sociales, las cuales acortan distancias, vuelven mínimo el esfuerzo, evitan la interacción personal y, por lo tanto, el contacto visual y la comunicación de persona a persona.

El caso de la telefonía celular es similar. Es común observar cómo cada uno de los miembros de la familia, cuentan con uno de estos aparatos que, al parecer, se han convertido en un medio para estar en varios lugares a la vez. A través de estos instrumentos con botones y una pantalla, es posible acceder a una ventana al mundo exterior, sin correr el «riesgo» de un encuentro cara a cara; sin embargo, lo anterior puede derivar en una comunicación deficiente dentro del núcleo familiar.

Esta manera de interactuar con los iguales, puede desarrollar en algunas personas inseguridad, baja autoestima, timidez, dificultad para expresarse verbalmente y ansiedad ante la presencia de otro con el que se tenga que intimar o convivir.

ESTABLECIENDO LÍMITES

Por otro lado, tal parece que la tecnología también se ha convertido en las niñeras que entretienen a los menores, porque los adultos están inmersos en otros quehaceres. Los pequeños permanecen largos períodos en compañía de la motivante e irresistible novedad de la tecnología, privándose de otro tipo de actividades que también son enriquecedoras.

Sin lugar a dudas, la tecnología es una maravilla: hace eficiente las actividades del ser humano, permite establecer contacto urgente con las personas, resuelve problemas a distancia evitando agobios y preocupaciones, sólo hay que cuidar que el lugar y el momento sean los adecuados.

No obstante, el problema radica en la dificultad para regular el uso adecuado de estos aparatos, ya que ésta es una labor y responsabilidad de los adultos. No es conveniente para la formación de los niños y adolescentes que el ciberespacio sea el medio que rija la manera de socializar a las nuevas generaciones. Si bien es favorable que estén a la vanguardia de la tecnología, asimismo es muy importante que lo hagan de forma personal.

Esto no es exclusivo de los niños, también sucede con los adultos. Hay quienes no pueden prescindir de los celulares cuando se encuentran en las convivencias familiares, ya que siguen conectados a las cuestiones laborales, sin poder delimitar tiempos y espacios. En ese caso, es lamentable el ejemplo y mensaje que como adultos se envía a los menores: “Disculpen, el momento y situación que existe a través de mi ventana, es más importante que el que tengo aquí y ahora”.

Lo anterior, describe un inadecuado uso de la tecnología en la familia, favoreciendo que en momentos tan importantes como la hora de la comida o una cena familiar, no haya una adecuada convivencia o interacción entre los integrantes. Por ello, la importancia de establecer límites y reglas para el uso de los celulares y reproductores portátiles de audio y video; la constante supervisión de los adultos en el uso de las computadoras e internet; y la regulación del tiempo que se pasa frente al televisor. Todo ello con el objetivo de realizar actividades más creativas de manera constante.

Son muchas las opciones: volver a los juegos de mesa, asistir al cine juntos, visitar a los abuelos y tíos, o simplemente charlar con frecuencia sobre temas de interés en común, tales como las experiencias de las vacaciones, temas culturales, cuestiones académicas, planes a futuro, relaciones interpersonales, etcétera. Por supuesto, lo anterior debe resistirse al obstáculo de la tecnología, para lograr un mejor conocimiento e interacción entre los miembros de la familia.

Correo-e: marthaacelamedina@hotmail.com

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