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La Copa

No hagas cosas buenas...

ENRIQUE IRAZOQUI

Para quienes no están familiarizados con la actividad regular del futbol profesional de México, es muy probable que no entiendan bien a bien qué fue lo que el Santos Laguna conquistó apenas el martes pasado en el Territorio Santos Modelo.

El equipo local ha salido campeón del último torneo de Copa que por décadas es complementario a la liga ordinaria. Según se puede investigar, en sus orígenes, fue incluso más prestigiada que el mismo torneo liguero. Sin embargo, con el paso de los años el torneo perdió seriedad hasta vivir una última suspensión de quince años, de 1997 hasta su restauración hace un par de años. La Copa al igual que La Liga, saca dos campeones por año, tiene la particularidad que los equipos participantes son lo mismo de la primera división que de segunda, o en términos de nomenclatura actual, juegan conjuntos de la primera división, así como escuadras que compiten en la liga de ascenso.

La Federación Mexicana de Futbol tratando de darle mayor importancia a la recuperada Copa, ha establecido que se realice un enfrentamiento entre los dos campeones emanados de sendos torneos entre otoño y primavera, y el ganador ocupa un sitio para participar en el torneo continental de La Copa Libertadores de América, en la categoría de México 3.

Todo este preámbulo es para tratar de describir un poco más lo sucedido y a la postre conseguido por el equipo albiverde esta semana en un clima totalmente atípico para la región, y que puede ser un punto de inflexión en el estado de ánimo de la Comarca Lagunera y que viene a ser infundido precisamente por una escuadra que a últimas fechas, su directiva emprendiese una campaña para intentar revertir el paulatino desangelamiento que se ha estado presentado en las tribunas del estadio Corona.

Así entonces, sumidos en una racha que suma ya seis partidos sin ganar en La Liga, y en este momento situado fuera de la zona de calificación de la Liguilla, el Santos accedió al partido final de Copa luego de vencer a domicilio y con autoridad a los Tigres de la Universidad de Nuevo León, rival acérrimo de los guerreros, por aquello de la categoría de norteños de ambas instituciones. El Santos remontó una temprana desventaja de 2 goles a cero apenas a los 12 minutos de haberse iniciado el encuentro, pero al finalizar la primera mitad la pizarra estaba ya empatada. El segundo tiempo los verdes anotaron un par más de goles y el tanteador terminó 4 a 2, a favor de los ahora campeones. Vale decir que una semana anterior, Santos dio cuenta con un contundente 5 a 0 al Guadalajara en los cuartos de final jugando como local, así que enfrentar al Puebla que lucha cada semana en La Liga por conservar la categoría en la primera división en la final, parecía un escalón no tan complicado.

No fue eso lo que ocurrió, las condiciones meteorológicas de lluvia sostenida y con ella el descenso sensible de temperatura, la irregular actuación del Santos en la competición principal, el horario de las 9 de la noche, hacían suponer que el partido tendría otra dinámica. Pero no fue así, por lo menos en el ambiente. El estadio registró una entrada de casi 22 mil aficionados, un 75 por ciento de su capacidad total. La mayoría de los aficionados fueron pasados por agua, así que empapados y todo, nuevamente se volvió a sentir esa identidad y compenetración con los de casa.

El desempeño futbolístico para este espacio se pone un poco de lado. Evidentemente el nivel de juego no fue lo que se hubiera deseado, el Puebla fue capaz de empatar las dos ocasiones que se vio abajo en el marcador jugando con un hombre menos, y eso ya es contundente para saber que en lo futbolístico, el Santos lejos está de ser la potencia que ha sido en otras temporadas.

Pero lo relevante fue quizá que luego de ganar en tandas de penales, con ejecuciones perfectas por los de casa y una actuación notoria del portero copero Julio González, que detuvo el tercer penal, fue que una conglomeración importante de laguneros se volcaron al unísono sobre una causa, aunque ésta sea de carácter deportivo.

Al día siguiente, con lluvia y todo, los laguneros buscaban en los medios toda la información acerca del campeonato obtenido, y sí, miles somos seguidores santistas, y cuando el equipo triunfa, indudablemente el ánimo general se mejora, lo que es urgente que suceda debido a las aciagas condiciones que se han vivido en La Laguna. La crisis y recesión que dificulta en demasía la vida de muchos; la inseguridad que aunque disminuida, no termina de irse; el trato desigual que La Laguna ha recibido de las capitales estatales, han sido factores que generan un ánimo deprimente, pero ojalá que esta Copa y la aparentemente factible decisión de una empresa asiática de hacer una inversión importante de la región, pueden ser factores para que la dinámica cambie y se deje el negativismo prevaleciente, y regrese ese orgullo lagunero que ha estado ya por varios años, totalmente aletargado. Quizá la Copa eso nos pueda traer, la inflexión que se necesitaba para ahora mirar hacia arriba, que ya urge.

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