Érase que se era, un ave de plumaje rubicundo de la que dice la leyenda ascendió al monte calvario donde Jesús estaba crucificado, en aquel aciago día cuando los hombres de esos tiempos no supieron a quien estaban martirizando. Se posó en el madero que atravesaba la parte superior en donde pendía la cabeza del redentor al que le escuchó decir: perdónalos Señor que no saben lo que hacen. Se acercó de un salto al cerco de espinas que ceñía su sagrada cabeza embarrando su pecho y la parte superior de su plumaje con el color púrpura que brotaba de la improvisada corona. Miró la placa que los soldados habían clavado en la madera con las iniciales INRI. Él sabía leer, que significaban Jesús rey de los judíos. Sacudiéndose, el pajarillo esperaba librarse de aquel rojo parecido al carmesí que en ese entonces no sabía le había quedado para siempre a él y a sus descendientes, como un recuerdo de Jesús en la Cruz.
No sé la edad que los petirrojos alcancen a vivir, pero creo que lo vi en un paraje del rancho El Paraíso ubicado por la carretera a Mazatlán, a unos pocos kilómetros antes de llegar al poblado de El Salto, donde existen casas de descanso. Salí a caminar, en ese tiempo mis piernas estaban aún fuertes, cuando salió de una planta silvestre de las que los humanos gustamos tener en macetas llamada Costilla de Adán, tiene un parecido con los Cardenales la diferencia de que éstos alrededor del pico sus plumas son negras y el resto un rojo que suele cubrir su cuerpo y luce un copete rojizo. Su canto es armonioso y ha dado lugar a que sean perseguidos para ponerlos en jaulas. Se presta a su captura el hecho de que se muestran muy confiados en presencia del ser humano
Todo esto viene a colación por la visita obviamente inesperada de un pequeño pajarillo que se detuvo en la orilla del alféizar de un ventanal encargado de proporcionar luz del día al interior de mi habitación donde elaboro mi colaboración periodística. De pronto empezó a actuar como si quisiera penetrar golpeando el vidrio con su cuerpo. Después de varios intentos fallidos se quedó quieto un buen rato parado como viendo seguramente su propio reflejo en el vidrio sin atinar que se trataba de él mismo. Ilusión que alguna vez hemos experimentado nosotros. Una ilusión llevados del deseo de ser tomados en cuenta por los demás, obsesionados por creernos importantes.
Eso le pasó al Rey Herodes que al igual que los responsables de lo que sucedió en la guardería ABC en Hermosillo, Sonora, se sienten intocables. Si usted recuerda la tragedia ocurrió el 5 de junio del año de 2009, falleciendo 49 niños y 76 resultaron heridos, todos de una edad entre cinco meses y cinco años. De las investigaciones se concluyó que hubo un total de 19 funcionarios involucrados. El Rey Herodes desde su trono mandó asesinar a niños inocentes en Belén con el propósito de acabar con el niño Dios. Hasta hoy se afirmaba que el dato que proporcionaba el evangelio de San Mateo era ficticio pues ningún historiador de esos tiempos hace mención a ese hecho. O sea que no hubo tal matanza de niños inocentes. No obstante, ahora se sabe que arqueólogos de la Universidad Hebrea de Jerusalén, al excavar en cierta localidad, el año 2008, encontraron cientos de cadáveres de infantes los cuales dataron en el siglo primero con el rango de edad con el que supuestamente tendrían los niños a los que Herodes habría ordenado su muerte.