Brasil 2014. Un viaje de contrastes
El único fin con el que escribo estas líneas es para tener siempre presente lo que ha significado un viaje a Brasil en épocas mundialistas; los viajes son conocimiento, es cultura, que con el paso de los años si no los documentamos con fotografías o relatos, simplemente se olvidan.
En junio del 2013, se presentó la oportunidad de adquirir un paquete muy atractivo que incluía el traslado redondo a Brasil con hoteles y un boleto a un juego de nuestra Selección; a partir de entonces, hicimos el sacrificio de separar nuestros lugares pensando en que México, sin duda, estaría presente en la justa mundialista.
Después de unas muy sufridas eliminatorias, por fin México confirmó su pase al Mundial. Desde ese momento, empezaron los preparativos para lo que sería la experiencia de mi vida.
La idea que tenía de Brasil resultó ser muy lejana a la realidad.
En los medios de comunicación, desde hace poco más de cinco años, nos vienen informando de los avances tanto económicos como políticos que este país venía experimentando; nos pintaban un Brasil casi de primer mundo, nos ponían de ejemplo sus formas de hacer las cosas, por lo tanto, la expectativa hacia este viaje era conocer un país a punto de convertirse en un modelo europeo.
Sin embargo, en Brasil, como en nuestro país, también carecen de infraestructura en sus ciudades, sobre todo en los temas de seguridad, planeación, orden y limpieza.
En las calles de Río de Janeiro, también se encuentra el clásico vendedor de rosas en el semáforo, los malabaristas pidiendo una moneda pintados de payasos, los motociclistas sin casco, los montones de basura dispersos por cualquier rincón, en fin, así pudiera seguir mencionando un sinnúmero de malos hábitos que desafortunadamente también los tenemos aquí.
En las calles de Sao Paulo, la ciudad más "grafiteada" del mundo, también nos encontramos con gente utilizando como medio de transporte el clásico carro de mulas o caballos, que en su andar van recolectando plástico, fierro y basura útil para comercializarla.
Nos llamó la atención que en un país que pensábamos estaba a punto de ser primer mundista, encontramos gente que vive en condiciones sumamente precarias, esas casas de cartón y lámina que pudiéramos pensar, sólo pasa en México, no es así, también en Brasil hay gente viviendo en esas condiciones, las tan mencionadas "favelas" no son otra cosa más que colonias con problemas graves de drogadicción y narcotráfico que hasta la autoridad tiene prohibido entrar, los terrenos baldíos en las esquinas utilizados como basureros locales son un retrato real de la situación en que vive mucha gente en Brasil.
Por supuesto que también encontramos esas avenidas grandes con tiendas de lujo, centros comerciales enormes, inclusive en Sao Paulo se encuentra uno de los centros comerciales más grandes de Latinoamérica, edificios altos, pero es sólo una zona muy exclusiva y no representa la realidad de aquel país. Un país que ha sido elogiado, desde mi punto de vista, sin merecerlo.
Teniendo como base la experiencia de haber vivido el Mundial de Alemania 2006 durante 15 días en aquel país, la organización de esta Copa del Mundo 2014 dejó mucho que desear; demasiada desorganización, poca información para los extranjeros de cómo utilizar los medios de transporte, muy poca infraestructura hotelera y de servicios, y los que hay con precios exorbitantes donde para nada existe una congruencia entre el precio y el servicio recibido, la logística para llegar y salir a los estadios era muy pobre, a pesar de tener como alternativas el metro, el autobús, el taxi y el propio coche alquilado, los tiempos para llegar a ellos oscilaban entre las dos y hasta tres horas con cinco horas de anticipación al comienzo del partido.
Los estadios que se construyeron para el Mundial, sí son de primer mundo, la mayoría muy alejados de la zona urbana, pero muy bien hechos, ahí si se sigue el modelo europeo a la perfección, lástima que hay ciudades donde el estadio no tendrá actividades después del Mundial por no contar con un equipo de futbol profesional y será convertido en una cárcel, como es el caso de la Arena Amazonia en Manaos.
La mayoría de la gente extremadamente amable, cálida, servicial y con hambre de fiesta, la clásica samba la podíamos encontrar en las mismas calles al caer la noche, sin necesidad de ir a algún bar; en las calles de Brasil, se respiraba fiesta por todos lados, en las playas por la mañana se ve a la gente haciendo ejercicio, las mujeres jugando voleibol playero, pero sin utilizar las manos, sólo con la cabeza y los pies; personas corriendo, haciendo ejercicios funcionales en estaciones públicas, nos quedó claro que la cultura del deporte está muy arraigada desde muy temprana edad.
Canchas de futbol soccer públicas por todos lados era el común denominador en las cuatro ciudades que tuvimos la oportunidad de visitar: Río de Janeiro, Sao Paulo, Recife y, por último, Puerto de Gallinas, este puerto lleno de historia y belleza natural, playa y paisajes representativos de lo rico que es Brasil en sus reservas naturales.
Las marchas y manifestaciones que tanto nos informaban en los medios nacionales brillaron por su ausencia, al menos en los lugares que estuvimos recorriendo; obviamente se notaba el descontento de un sector de la población con el gobierno en el sentido de lo contradictorio que fueron las inversiones en los estadios de futbol, teniendo necesidades básicas mucho más prioritarias como hospitales y escuelas que los mismos estadios.
Este viaje fue la experiencia de mi vida por muchas circunstancias, principalmente por los contratiempos que fueron saliendo con el paso de los días y que una vez más aprendimos que todo en la vida tiene solución, fue la experiencia de mi vida por tener salud, por tener el apoyo de mis seres queridos, pero sobre todo, por la magia que cada viaje a otras culturas nos da.
Es sorprendente el patriotismo que tenemos todos los mexicanos; desafortunadamente, lo expresamos cuando estamos fuera de nuestro país. Si como se canta el Cielito lindo y el Himno Nacional en los estadios lo hiciéramos en nuestro país, el amor por nuestra nación simplemente no les permitiría a nuestros gobernantes tener actos de deshonestidad; mis respetos de nuevo a la afición mexicana, la creatividad y el talento con el que se apoya al equipo, el esfuerzo que ha hecho muchísima gente que hizo el viaje en tiempos de contracción económica en nuestro país, es el reflejo de lo que representa este deporte.
Viajar también es aprender, y el primer paso básico para tener éxito en la vida, es el deseo de aprender. En mi humilde opinión, hay que aprovechar todas las oportunidades que se presenten para viajar y seguir incrementando nuestra cultura general.
Por lo pronto, enfoquemos nuestros esfuerzos a trabajar y ahorrar para leernos en Rusia 2018.
Obrigado.
@cesarrene7