Siglo Nuevo

La familia después del trabajo

La convivencia en la era moderna

La familia después del trabajo

La familia después del trabajo

Martha Acela Medina

Desde finales del siglo pasado, en la década de los setenta, la dinámica familiar comenzó a dar inicio a la trasformación que hoy en día se vive, derivada de la incursión de las mujeres al campo laboral, quienes se convierten en madres. Pareciera que el funcionamiento de la familia ideal, aún no ha terminado de tener un matiz definido como lo fue en la primera mitad del siglo XX.

Los cambios no han cesado y no existe un común denominador para poder establecer rígidamente la 'homeostasis' o equilibrio en el núcleo familiar en cuanto a funcionamiento, roles, comunicación, convivencia y tiempo dedicado a un sinfín de actividades familiares.

La familia como núcleo de la sociedad, ya no se rige por aquel esquema tradicional que dictaba que “a los hijos los cuida la mamá”, el cual pretendía que fuese la madre quien se encargara de la crianza de los hijos, quien les enseñara buenos modales, les ayudara en las tareas escolares, atendiera la casa en la que viven, de tal forma que si las cosas no marchaban correctamente, ella era la única responsable.

Ahora se pueden observar diferencias; las madres, al igual que los padres, trabajan fuera de casa para contribuir a la economía familiar. Si los padres no cuentan con trabajo fijo o sus horarios son flexibles apoyan en las labores del hogar, en la crianza y cuidados de los hijos, así como en las tareas escolares, entonces la convivencia familiar y la comunicación entre hijos y padres se torna compleja.

¿QUÉ IMPIDE LA CONVIVENCIA FAMILIAR?

La dificultad estriba en los horarios que todos los miembros de la familia manejan en sus obligaciones cotidianas dentro y fuera de casa, así como en las edades y los grados escolares de los hijos, pues los intereses y gustos varían.

Las madres y padres que trabajan horarios corridos, tienen la oportunidad de dedicar más tiempo a los quehaceres domésticos, la atención a la educación de los menores, así como a la parte emocional y la convivencia con los hijos. Siendo un inconveniente para los padres que cumplen con horarios cortados y llegan más tarde a casa pese a los propios intereses. En este caso, vencer la fatiga y el agobio del trabajo es un desafío mayor.

Sin embargo, aun con todas estas situaciones, el desarrollo individual de los hijos y el ciclo vital de la familia, sigue su curso y necesidades sin importar qué tan cansados estén papá y mamá o qué problemas tengan en el trabajo.

CREATIVIDAD Y ENERGÍA, LAS CLAVES

La convivencia entre los miembros de la familia es un catalizador: une, reafirma, ofrece seguridad, pertenencia, amor, aprendizaje, compañía, entre otras muchas cosas. En ese sentido, es muy importante, y sobre todo necesario, establecer una convivencia en donde se establezcan prioridades, al igual que gustos por realizar actividades tanto dentro y fuera de casa.

Hay que hacer un esfuerzo para lograr una convivencia de calidad día a día , pues ser líder de una familia, ya sea con miembros niños, adolescentes o jóvenes con rumbo a su independencia, requiere de creatividad, energía y organización constante.

La energía hay que administrarla, cuidar la salud, para seguir el paso de los hijos incansables, organizar los tiempos, la economía y las prioridades. Algo importante también es ser muy creativos y observar cómo van surgiendo las necesidades y los intereses de cada uno de los miembros de la familia y, a su vez, las de la familia en conjunto.

Frecuentar la realización de paseos en familia suele ser benéfico. Si la economía no permite salir, existen formas amenas de pasarla agradable en casa, ya sea organizando juegos, proyecciones de cine en casa o simplemente instar a charlas acerca de temas personales o culturales, lo que permitirá conocer los criterios y opiniones van desarrollando los hijos. También se pueden realizar días de campo o visitas a museos o centros culturales dentro de la localidad donde la familia habita.

EL PELIGRO LATENTE

Si se deja pasar el tiempo tan valioso y hermoso que están los hijos al lado de los padres durante la época de la crianza sin convivir y mantener interacción, se corre el riesgo de que existan diferencias en los valores familiares y que los gustos e intereses no sean afines, que la comunicación se diluya y se dificulte y que los lazos afectivos no se fortalezcan.

Recordemos que no existe el manual de los padres perfectos, hay que leer, informarse, pedir ayuda a los expertos, ser intuitivos, tener interés, motivación y darles a los hijos mucho amor. Tomemos en cuenta que el tiempo y la calidad en cuestión de crianza y tratándose de los hijos, van de la mano, no se pueden separar. Hay que recurrir a todas las herramientas de organización y creatividad para poder establecer la mejor estrategia posible dentro del trabajo como padres.

Correo-e: marthama2004@hotmail.com

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