EDITORIAL Caricatura editorial columnas editorial

La fortaleza

GILBERTO SERNA

La nota se coló a los periódicos sabiéndose que un padre de la patria se construyó un palacio para abrir un hotel que imita una fortaleza medieval del siglo XV emulando un castillo, por lo que para darle mayor veracidad a su idea, lo más seguro es que invitará a sus compañeros de bancada para reunirlos en una Mesa Redonda con un asiento reservado para el más famoso mago de la época Merlín. La diferencia. Si nos han informado bien, estará pidiendo a la comunidad de Montitlán que se encuentra en una zona serrana cercana al Volcán de Colima que, de vez en vez, lanza volutas de humo al aire como tratando de ocultar las tranzas que tuvo que hacer el propietario del lugar para, en estos días aciagos de una economía incierta, reunir una buena suma con la que cubrirá el costo de lo comprado y el desembolso de lo construido además de su mantenimiento.

Acá en la Comarca la similitud con un castillo de verdad empieza y termina en el exterior cubierto de piedra en bloks que impiden hasta ahora las miradas curiosas de las personas que se atrevan a mirar al interior de la finca. En los tiempos en que el rey Arturo gobernaba no se conocía, como usted bien ha de saber, la luz eléctrica, tan vital en estos días. En aquellos días las encendidas antorchas apenas dejaban ver el siguiente escalón. Existía una oscuridad cerrada que dio lugar a que aparecieran los fantasmas. Eso dio paso a historias espectrales que ponían los pelos de punta al más templado. Imaginemos las espesas sombras las cuales impedían ver las propias manos extendidas en frente de los ojos.

Sí, yo asistí a clase por primera vez en un palacio. Estaba ubicado en la avenida Morelos entre la calle Javier Mina y calzada Colón, Era una construcción de dos plantas. Contaba orgullosa con dos torres al frente. Lo que más me llenaba de emoción era una escalera de madera cuyos escalones crujían al dar cada paso. Me gustaba sentarme en el rellano que hacía el tramo porque así daba vuelta para seguir caminando hacia arriba, había un descansillo que era iluminado por una pequeña ventanilla. Mientras repetía el poema que nos leyó el maestro:

"Moza tan fermosa non vi en la frontera, como una vaquera de la Finojosa, faciendo la vía del calatraveño a Santa María, vencido del sueño, por tierra fragosa perdí la carrera, do vi la vaquera de la Finojosa. Era un verde prado de rosas e flores, guardando ganado con otros pastores, la vi tan graciosa que apenas creyera que fuese vaquera de la Finojosa." Es parte del poema La Moza de la Finojosa, de Íñigo López de Mendoza Marqués de Santillana.

En la foto de la construcción se advierte a simple vista que ponto quedará terminada. Un hombre se ve parado en un tablón que rodea una de las torres. Pronto la obra quedará terminada. Lista para que sea ocupada por sus huéspedes. Es una bonita forma de pasar los días siempre y cuando la finca sea puesta a trabajar, recibiendo familias con los nervios en su lugar. Acá en la Comarca Lagunera se le puede proporcionar personal preparado para mostrar que también se puede vivir sin comer. Que aquí también hay volcanes apagados que pueden despertar algún día. En fin que podemos presumir de tener personal suficiente para lo que pueda ofrecerse lo mismo para un barrido que para un fregado.

Leer más de EDITORIAL

Escrito en:

Comentar esta noticia -

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de EDITORIAL

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 1034219

elsiglo.mx