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La ilusión de las reformas

GERARDO ESQUIVEL

Las numerosas reformas de 2013 despertaron una vieja ilusión que permanecía guardada en el imaginario de muchos mexicanos desde el sexenio de Carlos Salinas: que las reformas aprobadas detonarán, ahora sí y de una vez por todas, el crecimiento económico que tanto requiere el país. De esto habló el presidente Peña Nieto en su reciente participación en el Foro Económico Mundial en Davos, Suiza: "El promedio de crecimiento de los últimos 30 años es apenas de 2.4%. Insuficiente para abrir mayores oportunidades para los jóvenes de nuestro país. Por eso es que emprendimos una agenda de transformaciones, de cambios estructurales…"

Queda para el anecdotario que el crecimiento en el primer año de la administración de Peña Nieto será la mitad de lo que él mismo considera como insuficiente. Más allá de eso, de lo dicho por el Presidente se infiere que las reformas nos ayudarán a crecer en el mediano y largo plazo y que se ampliarán de manera significativa las oportunidades "a lo largo y ancho del territorio nacional". Esta es, pues, la ilusión que generan las reformas y que tanto parecen convencer a analistas locales y extranjeros que se desviven en elogios por las reformas alcanzadas.

Curiosamente, lo que muy pocos de estos analistas han discutido, o que quizá ni siquiera se han preguntado, es cuál es el canal por el que esto ocurriría, es decir, ¿por qué estas reformas podrían detonar ese crecimiento tan largamente anhelado? Pregúntele eso a su analista preferido y se dará cuenta de que no hay un consenso claro en este tema. Las respuestas probablemente aludirán a una o varias de las reformas aprobadas (principalmente a las de telecomunicaciones y energética) y oscilarán entre argumentos que van desde una mayor inversión extranjera en algunos sectores hasta un menor costo del gas y la electricidad que podría contribuir a una mayor industrialización.

En cualquier caso, lo que quizá ningún entusiasta de las reformas se ha planteado es que estas explicaciones podrían ser insuficientes para explicar un cambio significativo en el crecimiento del país. Sin pretender ser exhaustivo, algunas de esas razones son las siguientes: 1) El sector petrolero es un sector relativamente pequeño y completamente desarticulado del resto de la economía nacional. Aun si este sector creciera en el mediano plazo, difícilmente arrastraría a una parte significativa de la economía. En general, debe entenderse que el problema de la falta de crecimiento de la economía mexicana no es sectorial sino generalizado, por lo que cambios en un sector específico que no tengan efectos en otros sectores serán insuficientes para modificar significativamente la trayectoria de crecimiento del país. Esto último aplica también para el sector de telecomunicaciones. 2) La inversión extranjera directa (IED) tendría que ser mucho mayor a la que se ha mencionado que podría llegar para que realmente tuviese un impacto significativo en la inversión total. Por ejemplo, para aumentar la tasa de inversión de 21 a 25% del PIB, la IED tendría que crecer en 50 mil millones de dólares por año adicionales y, además, estos recursos tendrían que destinarse realmente a nuevas inversiones (es decir, sin incluir compras de empresas ya existentes). 3) La reducción en el precio del gas y la electricidad aún está por verse y, si bien el precio del gas podría bajar en el margen, el efecto promedio será mucho menor. Más aún, por razones de costos y riesgos, durante un tiempo seguirá siendo más ventajoso importar el gas del sur de Estados Unidos que producirlo localmente, lo que reducirá también el impacto directo de una mayor producción que algunos han anticipado. En suma, las perspectivas de que las reformas aprobadas se trasladen hacia un mayor crecimiento económico podrían ser bastante nebulosas. Esperemos no pasar de la ilusión de las reformas, en el sentido de la esperanza o entusiasmo que éstas despiertan, a la ilusión de las reformas en el sentido de que éstas pudiesen ser una imagen engañosa de la realidad. Finalmente, no todas las ilusiones son iguales.

@esquivelgerardo

Economista. Profesor-Investigador de El Colegio de México

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