ENTRADA.- Un grupo de normalistas de Ayotzinapa en el Estado de Guerrero, después de haberse manifestado en la vía pública en Iguala, Guerrero, desapareció como por arte de magia. Se dice que fueron más de 43 jóvenes, que interceptados por las llamadas fuerzas del "orden municipal", fueron subidos en varias patrullas y vehículos policiacos para esfumarlos en los intrincados caminos de aquella entidad.
SOPA.- Al día de hoy, ya fueron detenidas y consignadas 30 personas incluyendo a 22 policías municipales de Iguala. Por lo que respecta al presidente municipal de extracción perredista, éste prefirió huir antes que enfrentar a la justicia y también para no delatar a sus criminales asociados. Por lo pronto el gobernador del estado Ángel Aguirre y su Procurador de Justicia (ambos también de extracción perredista) anunciaron que se han encontrado fosas clandestinas que según sus investigaciones "corresponderían a diversos halcones y gatilleros del cártel Guerreros Unidos y no precisamente tendrían que ser los cadáveres (hasta ahora) de los jóvenes desaparecidos". Las noticias de ayer nos dicen que son normalistas los asesinados.
PLATO FUERTE.- Lo que sí debería alarmarnos, no obstante que ya perdimos la capacidad de asombro, es que en una nación considerada como civilizada, puedan esfumarse 43 connacionales, que no sea la primera vez y que habiendo sido ya tantos miles de mexicanos, los gobiernos ya perdieron hasta la cuenta. Es de asombrar que en un país puedan existir grupos delincuenciales con la capacidad y logística como para esfumar 43 personas, como si se tratara de un rebaño de ganado que se pierde en la Sierra Madre.
Pero esto sucede única y exclusivamente por la impunidad que reina en este país, en donde los criminales están ciertos que jamás pagarán sus crímenes. Todo esto pone de manifiesto que en el gobierno de Guerrero, sus alcaldes y policías están metidos hasta el cuello con el narcotráfico.
POSTRE.- Sería imposible en cualquier parte del mundo retener a 43 personas, asesinarlas, cremarlas y enterrarlas sin contar previamente con la ayuda y complicidad de alguna autoridad, así de fácil; de ahí que el desgobernador Aguirre debería renunciar y además, ser consignado.
