Amigos, 2011.
Parafraseando a Milan Kundera, llevar a la pantalla grande historias de personas minusválidas o discapacitadas es un tema recurrente, porque resulta fácil acudir al chantaje sentimental barato para provocar emociones lacrimógenas o mensajes motivacionales de la sección de autoayuda en las librerías. Sin embargo, abordar el tema de manera responsable, sin explotar la circunstancia de quienes padecen esta condición, no es fácil.
La Real Academia de la Lengua Española, nos dice que no es lo mismo discapacitado que minusválido. Una persona con discapacidad es aquella “que tiene impedida o entorpecida alguna de las actividades cotidianas consideradas normales, por alteración de sus funciones intelectuales o físicas”. Mientras que un minusválido es quien por alguna lesión congénita o adquirida está imposibilitado para la realización de ciertos trabajos, movimientos o deportes. La primera puede ser de tipo intelectual, mientras que la segunda se refiere a una limitación física.
CARTAS DESDE EL INFIERNO
Alejandro Amenábar es uno de los directores más importantes de habla española. A la fecha ha realizado cinco largometrajes y en todos ha logrado conjuntar esa difícil dualidad de aceptación entre la crítica y la taquilla. Desde su primera película en 1996, Tesis, Amenábar ha demostrado un rigor escrupuloso en sus trabajos. Es un director, compositor y guionista de una precisión quirúrgica.
En Mar Adentro (2004), Alejandro explora de manera exhaustiva, basándose en un caso real, la historia de Ramón Sampedro, un tetrapléjico que después de estar 26 años postrado en una cama nos pregunta: “¿Por qué se escandalizan cuando yo digo que me quiero morir?”.
En 1968, a los 21 años de edad, Ramón, interpretado de manera magistral por Javier Bardem, se lanza al mar desde un acantilado sin percatarse de que la ola se está alejando de la orilla. El fatal descuido lo confinará a la dependencia absoluta de por vida.
En casos tan terribles como éste, el accidente no sólo trastoca la vida del implicado, sino también la de la gente que lo rodea. La familia de Ramón se dedica a las labores agrícolas, por lo que su hermano mayor, y sobre todo su cuñada, se harán cargo de su cuidado. Así, la vida de la familia gira en torno al enfermo.
Disponiendo de todo el tiempo del mundo para pensar, después de años de meditarlo, el tetrapléjico llega a la conclusión de que, haciendo uso de su libertad, necesita que lo ayuden a tener una muerte con dignidad. En la España de los años setenta y ochenta, la eutanasia era un tema escabroso que nadie se atrevía a deslindar.
Al principio, el Estado se niega a darle su aval mediante un juicio en el que ni siquiera se le permite hablar, argumentando que si alguien le ayuda será acusado de asesinato. Al mismo tiempo, deciden mandarle al padre Francisco, un jesuita en su misma condición, para hacerlo entrar en razón.
El desencuentro de ideas es inminente, el cura no acepta que Ramón, haciendo uso de su libertad, desee la muerte; por su parte, Ramón argumenta que una vida que elimina la libertad tampoco es aceptable. Por encima de los argumentos morales y religiosos, la voz profunda de la sangre, en voz del anciano padre del tetrapléjico, sentencia de manera conmovedora: “Sólo hay una cosa peor que se te muera un hijo, que quiera morirse”.
En la vida del protagonista también se presenta el amor, al relacionarse con Julia (Belén Rueda), una abogada que defiende su postura, pues ella padece una extraña enfermedad degenerativa, CADASIL, que es una arteriopatía cerebral autosómica dominante con infartos subcorticales y leucoencefalopatía, que le permite comprender a cabalidad la solicitud de Ramón. La relación es muy intensa pero a la vez realista. Sus circunstancias no les permiten tener ninguna expectativa y lo asumen de manera fatal. Julia le ayuda a publicar un libro, Cartas desde el infierno, en el que Ramón plantea su desesperanza existencial.
EL BUEN SALVAJE Y EL ERUDITO
The Intouchables (2011), Amigos, en español, aborda el tema desde una perspectiva diferente. Nos cuenta la historia de Philippe (François Cluzet), un acaudalado tetrapléjico que busca de manera recurrente asistentes para su atención. El trabajo no es nada fácil, por lo que la rotación de personal es constante. Hombre de una cultura refinada, especialista en música clásica y literatura, combina la administración de su fortuna con relaciones epistolares que le permiten desarrollar su habilidad poética.
La estructura dramática de la cinta no es nada original, pues consiste en enfrentar dos mundos opuestos y llevar la relación hasta sus últimas consecuencias. El cine americano ha explotado este esquema en infinidad de ocasiones. En este caso, la antítesis está representada por Driss (Omar Sy), un emigrante senegalés que se ha formado en la calle; inculto y atrabancado, pero simpático. Driss acaba de salir de prisión y busca obtener el subsidio de desempleo presentándose a solicitar el puesto de asistente de Philippe, convencido de que lo único que va a obtener es la firma de rechazo a su solicitud, sin embargo, de manera sorpresiva es aceptado para el trabajo.
Cuando se le cuestiona a Philippe por qué tomó esta decisión, su respuesta es muy simple: porque Driss no le tiene lástima. La cinta no pretende hacer reflexionar sobre la condición del tetrapléjico, sino destacar la amistad que se desarrollará entre los dos hombres a pesar de la aparente oposición entre sus personalidades.
Amigos es una cinta dirigida por Eric Toledano y Olivier Nakache, premiada en múltiples festivales. Se aleja de la tragedia y se instala en la comedia, explotando el carisma de Driss, que representa al buen salvaje en oposición al erudito mundo de Philippe.
EL MINUSVÁLIDO Y EL SEXO
Al igual que las cintas anteriores, The Session (2012), Seis sesiones de sexo, dirigida por Ben Lewin, que es minusválido, es la historia de un caso real. Mark O’Brien fue un escritor y periodista norteamericano que sufrió poliomielitis en su infancia, pero de una manera tan agresiva que quedó incapacitado incluso para respirar, por lo que la mayor parte de su vida la pasó en una cápsula metálica que le servía de pulmón artificial.
Mark, interpretado por John Hawkes, había cumplido 38 años cuando su editora le pidió un artículo sobre la sexualidad y los minusválidos. Como consecuencia de la investigación que estaba realizando, empezó a tomar conciencia de su propia sexualidad. A diferencia de los casos anteriores, él no podía mover a voluntad ningún músculo de su cuerpo, aunque no había perdido la sensibilidad.
Mark, además de tetrapléjico es católico, por lo que busca la opinión del cura de su parroquia cuando decide tener relaciones sexuales por primera vez. El padre Brendan, interpretado por el excelente actor William H. Macy, se sorprende por la consulta, y en un primer momento no sabe qué responder. ¿Es «pecado» que un tetrapléjico quiera tener relaciones sexuales fuera del matrimonio? Haciendo gala de su modernidad, el padre termina por avalar el deseo de Mark.
Por medio de su editora, Mark consigue hacer una cita con Cheryl (Helen Hunt), una peculiar terapeuta especialista en minusválidos. Ella es una mujer casada, con un hijo adolescente y un marido medio filósofo, que sabe que el trabajo de su mujer consiste en tener relaciones sexuales con sus pacientes.
Parecería que no es necesario dar una terapia para aprender a tener relaciones sexuales, pero en el caso de Mark, además del impedimento físico, existe el aspecto emocional. En muchos casos el minusválido se siente culpable de su condición, razón por la cual piensa que no merece ser querido y, por ende, que no merece disfrutar de su sexualidad de manera plena.
Cheryl tendrá que ir derribando una a una las barreras físicas y emocionales que le impiden a Mark disfrutar de su sexualidad. En teoría, después de seis sesiones, él deberá aprender a tener relaciones de una manera autónoma, pero justo en ese momento empieza el problema porque las emociones de los dos se entremezclan.
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