Es innegable que desde hace años La Laguna se encuentra en un laberinto del que le está costando mucho salir. Los principales problemas que hoy enfrenta la región se refieren al desarrollo económico, el medio ambiente y la seguridad, temas que guardan una profunda relación.
Si bien es cierto que los niveles de inseguridad y violencia de ahora no se comparan con los experimentados por la comarca entre 2010 y 2012, la situación en este sentido dista aún de considerarse normal. La semana pasada El Siglo de Torreón dio a conocer el reporte del Consejo Cívico de las Instituciones Laguna del primer trimestre de 2014 en donde se observa una disminución en el número de homicidios con respecto al mismo periodo de 2013, dato sin duda positivo, pero también un aumento en delitos comunes como el robo a negocios.
En este sentido, no se puede soslayar el esfuerzo de las autoridades de los tres niveles de gobierno por disminuir los índices delictivos, sin embargo, todavía falta mucho camino por recorrer para acotar los factores de riesgo que propician la delincuencia y, sobre todo, para poder hablar de condiciones aceptables de seguridad para la región. El equilibrio es frágil y, en caso de no trabajar de manera eficiente en las causas profundas de la criminalidad, en cualquier momento pudiera romperse. Sacar de la situación de vulnerabilidad a miles de familias que viven en colonias marginadas, algunas bastiones del hampa que no se ha ido, y fortalecer a las instituciones, son los grandes retos para gobiernos y sociedad.
En el tema del medio ambiente, la mayor preocupación se encuentra en la disponibilidad, en cantidad y calidad, de agua para consumo humano. Disminuir la sobreexplotación del acuífero Principal a través de métodos más eficientes de riego de cultivos , el tratamiento de aguas residuales y la mejora de los sistemas operadores municipales continúa siendo una asignatura pendiente. A la par de esto, la contaminación ambiental se ha agravado, como lo constatan recientes reportes del centro de monitoreo de calidad del aire en los que aparece que la presencia de agentes nocivos está por encima de lo recomendable. Por si fuera poco, el déficit de áreas verdes persiste, aunque hay que reconocer que existen importantes proyectos en ciernes que, de concretarse, ayudarán a aumentar la cubierta vegetal de la zona metropolitana.
En el plano económico, El Siglo de Torreón publicó la semana pasada una investigación en donde se constata cómo Torreón y Gómez Palacio se ha quedado atrás en materia de generación de empleo en comparación no sólo con las capitales de los estados de Coahuila y Durango sino también con otras ciudades medias de la República.
En este aspecto, es necesario diversificar la economía regional que hasta ahora ha dependido principalmente de la agroindustria, la industria metalúrgica y el comercio, además de generar mejores condiciones para atraer inversiones importantes y fortalecer los esquema de apoyo a micro, pequeñas y medianas empresas.
En suma, la Comarca Lagunera se encuentra hoy en la encrucijada de condenarse a resolver sólo los numerosos síntomas de enfermedad que la aqueja, o caminar hacia la construcción de un modelo de desarrollo sostenible que propicie la prosperidad de los distintos estratos socioeconómicos, ofrezca oportunidades de crecimiento a quienes hoy no las tienen, y que sea menos nocivo para el medio ambiente. Para ello se requiere de una amplitud de horizontes que hasta ahora los gobiernos no han mostrado, y de la participación coordinada y solidaria de sectores determinantes como lo son la Iniciativa Privada y la sociedad civil organizada.