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La ley mordaza

GILBERTO SERNA

En un clásico tanteo distractivo se envió al Congreso del estado de Sinaloa la iniciativa de reformas que limitan a los periodistas a cubrir las notas policiacas en el Estado de Sinaloa sólo a través de boletines de prensa de las propias autoridades, las que fueron aprobadas por unanimidad de votos de los diputados.

Es una iniciativa que fue apoyada por el gobernador López Valdez quien retrocedió a continuación dándole la razón a quienes consideraban que la ley era de las llamadas atentatorias contra la libertad de expresión. Lo llamativo de este caso es que es un asunto muy manoseado cuya trascendencia no puede ser ignorada por el ejecutivo de un estado, pues agrede uno de los principios fundamentales, que es el de la libre expresión.

Ni más ni menos es lo que los medios han dado en llamar ley mordaza que consiste en una censura a los medios de comunicación prohibiéndoles que escriban algo que ponga en entredicho las acciones del gobierno, permitiendo solamente que hablen bien de su actuación.

La mordaza es cualquier trapo que obstruye el habla de una persona colocado como venda sobre la boca. Aunque en realidad en el caso no va dirigida a reprimir sino que se trata simplemente de un simulacro o argucia dirigido a desviar la atención de la ciudadanía que cada día que transcurre abre más los ojos a lo que ocurre en su entorno.

De pronto surge una ley que invita a reflexionar sobre lo que está pasando a su alrededor y es cuando surge la voluntad del gobernante por dar marcha atrás a lo que antes aprobó convencido de que era necesario actuar, siempre en beneficio de la comunidad anatematizando lo que él mismo echó a andar.

De las barrabasadas que se contienen no hay a cuál irle y valga citar una perla para rechazarla ipso facto por estar hecha, como dicen los clásicos, con las patas. Véase si no: "Los medios de comunicación tendrán acceso a la información de las investigaciones a través de los boletines de prensa que emita la unidad de acceso la información pública, siempre que se cumplan con los requisitos marcados por las leyes en materia de transparencia."

Esto es un verdadero desatino. Por si no bastara lo anterior la nota periodística termina diciendo: "La iniciativa, apoyada por el Gobernador Mario López Valdez fue aprobada por unanimidad de los legisladores presentes." Ante la protesta de la Sociedad Interamericana de Prensa, el Gobernador no tuvo más remedio que ordenar fuese derogada.

Me recuerda lo anterior la salida que le daba el abogado don Valente Arellano López a sus expresiones que redactaba al darse por notificado de un acuerdo evitando así que surtiera efectos jurídicos lo que de puño y letra acababa de anotar denostando al Juez de la causa por lo que él consideraba un absurdo. Para tal efecto se valía de un subterfugio anotando al final que tal o cual expresión carecía de validez.

Fue el mismo que pidiendo calma arengó a la multitud que solía reunirse en la calle frente al casino de La Laguna en una fecha significativa, en la cual un dipsómano desde el balcón empezó a arrojar restos de comida a la muchedumbre provocando la indignación popular que amenazaba furibunda con tomar a sangre y fuego las instalaciones, lo que afortunadamente no sucedió.

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