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La mala fama

Mr. Media

JORGE TORRES BERNAL

"La soberbia no es grandeza sino hinchazón; y lo que está hinchado parece grande pero no está sano." San Agustín.

"Somos los mejores, los más influyentes". Es común escuchar esta frase como un gancho para vender publicidad en nuestros días.

COMÚN Y FALSO

Como lo he dicho antes, la cantidad de seguidores no es el único parámetro para medir la importancia, popularidad y mucho menos la influencia de una cuenta, sin embargo el desconocimiento por parte del mercado y la constante evolución de las redes sociales son un caldo de cultivo perfecto para el engaño.

En este momento la segmentación del usuario de redes sociales es tan fina que algunas compañías como Facebook permiten dirigir publicidad a quienes se encuentran realizando un viaje o sean usuarios de un modelo determinado de Smartphone. Esta segmentación también se da en el tipo de usuarios de redes sociales como los tweetstars, que son usuarios que cuentan con mas de 30,000 seguidores (certificados), los influencers, que son usuarios que ejercen influencia en un tema determinado sobre un grupo cautivo y determinado de seguidores sin importar el número de estos últimos y las personalidades, que no son más que las cuentas oficiales de personajes importantes del ámbito político, empresarial, artístico, etcétera.

Resulta interesante el mercado de influencers, usuarios que son respetados por sus opiniones sobre temas definidos y que no sólo tienen presencia en Twitter o en Facebook sino también en el "mundo real" a través de su participación en asociaciones, medios tradicionales de comunicación, etc.

Por ejemplo, si la cuenta del afamado @StephenKing al que le siguen más de 323,000 personas y que aparentemente es manejada por el, publica un tweet sobre las bondades del resveratrol no va a impactar de la misma forma que si habla de una nueva novela que haya encontrado interesante, es decir, su influencia es definida en ciertos temas en los que el es experto o es considerado como tal por su trayectoria. Así mismo, un usuario con 40,000 seguidores no va a garantizar que más comensales visiten su restaurant tan sólo por twitearlo, quien así lo asegure no sólo desconoce el tema sino que es soberbio.

El consumidor ha desarrollado malicia y olfato, si contratamos los servicios de publicidad de una cuenta cuyos seguidores pertenecen a un grupo indefinido de intereses nuestras posibilidades de "hablarle" a un mercado determinado se diluyen.

No en todos los temas se puede influir en la decisión final del consumidor, es por esta razón que el marketing de influencers cobra importancia y se aleja de la tradicional y simplona publicidad trasladada a redes sociales, es decir importa mucho no sólo el cómo se venda mi producto sino quién lo venda.

Hay dos tipos de fama, la buena y la mala, usemos el sentido común y antes de contratar los servicios de una organización, agencia o personaje para publicitar nuestra empresa o negocio preguntémonos qué fama tiene ¿buena o mala?…

Charlemos de la buena (y la mala) fama en @_TORRESBERNAL

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