La memorable actriz Audrey Hepburn

Han pasado dos décadas desde el fallecimiento de la inmortal actriz británica Audrey Hepburn, cuya esencia aún permanece intacta en el mundo de la moda y el cine. Y es que pese a las transformaciones mediáticas y sociales que se han ido dando conforme pasa el tiempo, la actriz continúa siendo aplaudida y admirada con la misma fuerza de antaño.

La reina por excelencia del mundo clásico, no tuvo una infancia fácil sino todo lo contrario. Con tan sólo cinco años, su madre decidió enviarla a un internado y a esa misma edad, su padre la abandonó. Hecho que la actriz recordó en numerosas ocasiones como el evento más traumático de su vida.

Pese a las heridas psíquicas, físicas y anímicas propias del paso de una guerra mundial, aunado a los años duros de su niñez, Audrey jamás perdió la sonrisa ni dejó de sacar a la luz su lado más humano, con el afán de ayudar a los más necesitados y despertar en ellos un halo de sosiego y esperanza. Por ello, durante los últimos años de su vida llegó a ser embajadora de UNICEF.

¿El secreto de su éxito? Gran parte de la respuesta se esconde en un físico frágil y con encanto innato, junto a una mirada cargada de sentimientos y emociones capaces de interpretar a la perfección personajes de diversa índole; apasionada o hierática, vulnerable o estoica, tímida o atrevida..., lo que hizo posible que a lo largo de su carrera Audrey se estableciera como una gran actriz de amplio registro.

ÍCONO DE LA MODA

Su apariencia cálida y elegante junto a unos profundos ojos negros, consiguieron cautivar el objetivo de las cámaras y conquistar sin reparo los corazones de quienes convivían junto a ella en su día a día, así como de los que la observaban desde los televisores de sus casas o de las inmensas pantallas cinematográficas.

Todo ello aunado a un exquisito y refinado estilo atemporal, sin olvidar su peculiar y llamativo peinado. En un principio corto y, posteriormente, recogido en un sempiterno moño elevado o la coleta, que ha sido y es imitado continuamente por infinidad de mujeres de distintas edades.

Es inevitable hablar de la actriz y no mencionar a personajes de la talla de Givenchy, su amigo del alma y de quien fue musa durante cuarenta años, llegando éste a crear una fragancia inspirada en Audrey; “L’Interdit de Givenchy”. Entre sus películas destacan principalmente tres, por ser las que marcaron a la perfección su estilo y que, por supuesto, contaron con la colaboración de su incondicional acompañante Givenchy. Éstas fueron: Cómo robar un millón de dólares, Charada y Desayuno con Diamantes.

En esta última película, resulta difícil, por no decir imposible de olvidar, la secuencia inicial en la que aparece en escena la gran Audrey Hepburn vestida con un elegante y ceñido vestido de fiesta color negro (uno de sus colores predilectos junto al blanco), a juego con sus ojos, el cual fue y ha sido imitado hasta la saciedad. Prueba de ello, es que continúa siendo un elemento imprescindible en el armario de la figura femenina, y quienes disponen de él, se decantan por seguir con fidelidad el estilo impoluto que marcó la actriz; sencillo pero con accesorios acertados que respetan la magia inmortal de su figura, donde la finura, frescura, exquisitez y elegancia son características que no pueden pasarse por alto.

También cabe recordar el abrigo rojo de la película Charada, que vestía con elegancia la memorable actriz mientras paseaba junto a Cary Grant a las orillas del Sena. Las mujeres de la época y generaciones posteriores buscaban a toda costa parecerse a ella. Su imagen es todo un referente y parece no pasar de moda. Vestidos en colores lisos y de corte recto, los trajes de chaqueta de pantalón y también de falda, los jerseys de cuello de cisne, las faldas con vuelo combinadas con camisas lisas, los pantalones Capri, las gabardinas, los pichis, los inolvidables sombreros, gafas de sol y pañuelos en la cabeza, entre un largo etcétera, continúan teniendo una gran demanda. Y es que pareciera que el hecho de llevarlos puestos, diese pie a convertirse por un día en la memorable Audrey, diosa por excelencia del glamour y el buen vestir.

En cuanto al calzado, se decantaba por zapatos sin tacón o con un mínimo de éste. El sueño inicial de la actriz de ser bailarina, cobró presencia a lo largo de su vida profesional y también personal. Así, era frecuente verla luciendo sencillas y cómodas zapatillas de ballet, que puso inmediatamente de moda y que supo combinar a la perfección con muchas de sus prendas, inclusive con pantalones y faldas largas.

ETERNA REINA DEL GLAMOUR

Como si se tratase del rey Midas (quien aquello que tocaba la convertía en oro), Audrey causaba y causa furor entre las mujeres con cada prenda que vestía, así como enamoraba a los hombres con su acertado look y su carisma. Una personalidad cálida y acogedora que sabía plasmar a detalle también en su forma de vestir, hacía que personas de todo el mundo la adorasen.

La actriz falleció el 21 de enero de 1993, a consecuencia de un cáncer de colon, a los 63 años de edad. Se dice que, metafóricamente, ella misma anunció su muerte sin darse cuenta, a su regreso de Somalia, donde se encontraba ayudando a quienes lo necesitaban y mostrando su lado más humano y solidario. Al respecto había dicho: “Nunca me repondré de lo que he visto allí”.

Y así fue como ocurrió, pues jamás se repuso. La actriz se sometió a una intervención quirúrgica en Los Ángeles donde le extirparon el foco de su mal. No obstante, éste ya se había extendido de manera irreversible. Audrey, voló a Europa por última vez, lugar donde se encerró en un valle suizo hasta el fin de sus días.

Sin duda, hay personas que nacen con estrella y ése fue el caso de Audrey, quien pese a no estar presente en vida, continúa brillando con fuerza e intensidad, anidando en el alma de quienes la conocieron, así como de quienes desde la lejanía la admiraron. Su cara aún parece visualizarse en los lugares que frecuentó, y todo ello hace que se coloque como la eterna reina del glamour de antaño, actual y, seguramente, de tiempos venideros.

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