Reformas. La situación económica actual hace imperativo que los países aprueben reformas estructurales como una estrategia clave para consolidar la recuperación mundial, afirmó en entrevista la directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Christine Lagarde. (EL UNIVERSAL)
¿Pudo Christine Lagarde, madre de dos niños, llegar al frente del FMI sin hacer sacrificios? Esta mujer no es nada ingenua.
La tentación es muy fuerte, ¿cómo no mencionar que ha sido la primera en ser nombrada Ministro de Economía y Finanzas en Francia? ¿Y ser la primera en un país del G7? Esto quizá habla más de Francia, o de nuestros tiempos, que de la propia Christine Lagarde, considerada una de las mujeres más poderosas del mundo (otra cosa que no se podía ni mencionar).
Cuando la delgada y alta funcionaria, de pelo plateado, tomó el mando del Fondo Monetario Internacional (FMI) en 2011, fue para poner orden en medio de una crisis y para reemplazar a un ex director envuelto en un escándalo sexual, el también francés Dominique Strauss-Kahn.
Para entonces ya había llegado a donde otras no habían podido, o que en el camino decidieron no hacerlo. En el caso de Lagarde, con sus dos hijos ya en los veintes, los sacrificios familiares ya los había hecho durante sus vuelos entre Chicago y París, durante sus años como miembro del consejo mundial de Baker & McKenzie, la famosa firma legal a la que llegó en 1981 para la oficina regional en Francia.
Estar al frente del FMI no es poca cosa, sea mujer o no. El organismo que involucra a 188 países es el brazo que le permite a las naciones, por medio de créditos y sus condiciones, a no dejar de pagar sus deudas. Y son las condiciones las que hacen que los países más fácilmente se conviertan en buenos pagadores. ¿Cómo una elegante mujer como Christine Lagarde puede combinar su vida familiar y tratar de educar a los gobiernos de los países?
No toma alcohol, es vegetariana y, esta imponente francesa, ganó una beca para estudiar en Maryland, Estados Unidos, durante su adolescencia. Si fue considerada la cara más americana del gabinete de Sarkozy, mientras manejó el ministerio de Economía y Finanzas, quizá fue por los 20 años que había trabajado en la firma estadounidense Baker & McKenzie.
Le agrada cocinar y la jardinería, pero lo que más le gusta a la hora de mandar es hacerlo de un modo más inclusivo, un modo que ella considera más femenino. Eso sí sin culpa, por favor.
CRECIENDO SIN CULPA
Con dos hijos creciendo durante los 20 años que estuvo en la firma legal estadounidense, Christine sabe que tuvo que hacer sacrificios. Su ventaja: no creyó en esa idea romántica que se puede ser tan exitosa sin ceder parte del tiempo familiar. Estaba consciente y así se lo planteó. Tampoco dejó que la culpa la inmovilizara, fue su decisión y sabe que tiene que vivir con ella.
Lo mismo ha pasado recientemente con las decisiones del FMI. Aunque ella misma en televisión nacional británica (7 de junio por la BBC) reconoció ciertos errores al haber diagnosticado a Gran Bretaña, inmediatamente después dijo: "¿Quieren que me ponga de rodillas?", a sabiendas que esto es parte de su trabajo.
La declaración del día 7 de este mes en la BBC dio pie para que Grecia, otros afectados de la crisis de 2008 que tuvo que entrar a un bailout, también pidiera una disculpa. Eso no ha sucedido. Quizá porque Christine Lagarde sabe que en los números fríos de los estados financieros no hay cabida para la distractora culpa.
MUJER HASTA LOS HUESOS
Con tal posición, aboga naturalmente por los intereses de las mujeres (justo en su reciente visita a México habló de la importancia del acceso al crédito para las mujeres), aunque una de sus "derrotas" fue cuando pidió que la convirtieran en socia de Baker & McKenzie.
Simplemente le dijeron que a sus 30 años era "muy joven". Esta vez, en un mundo propio de los hombres, no fue su género lo que le dio un revés, sino su edad.
Hoy, que está en la posición dominadora, según un artículo de Dailymail, no le molesta que se le considere la dominatrix que somete a los bancos. Que los mantiene a raya con su látigo y si el Banco Mundial es el policía bueno, el FMI es el que tiene un látigo con un alcance mayor.
SIEMPRE A LA ALTURA
No es ningún secreto que esta mujer mantiene una agenda intensa, en parte porque se encuentra en perfecto estado físico.
Fue campeona con el equipo nacional de nado sincronizado de su país y hoy sigue con un régimen saludable.
No llegó al FMI para vivir de la gloria y el reconocimiento de estar al frente de uno de los organismos más influyentes del mundo. Acostumbrada a escenarios en contra, ha aprovechado su posición para inspirar cambios, incluso dentro del FMI. El 27 de mayo dio una plática frente al príncipe de Gales, y William Clinton, entre otras personalidades, donde citó a Wilde, Aristóteles, Churchill y John F. Kennedy para impulsar el capitalismo incluyente. Ella misma ha señalado al sistema actual como uno que no ha podido del todo con retos como la desigualdad social.
A su cargo en el FMI aún le restan un par de años, así que como dijo frente al Senado francés en 2009, sigue siendo tiempo de "arremangarse e ir a trabajar".
NUEVOS TIEMPOS
Creció en Normandía, aunque nació en París en 1956. Como adolescente estudió en Holton Arms School in Bethesda, Maryland, Estados Unidos, de intercambio.
Se graduó de Derecho e hizo una maestría en el Instituts d'études politiques de París. Trabajó para la firma Baker & McKenzie en Francia, se hizo socia y más tarde miembro del consejo.
Sarkozy la nombró ministro de finanzas y economía. Fue la primera mujer al frente del FMI, en 2011.
La inclusión de género
Ya en su último día de la gira en México, Christine Lagarde tornó su discurso hacia la imperante necesidad de avanzar en temas de inclusión financiera, particularmente en las mujeres.
En el evento, llevado a cabo en el salón Tesorería de Palacio Nacional, y en compañía del presidente Enrique Peña Nieto, el secretario de Hacienda, Luis Videgaray, y el gobernador del Banco de México, Agustin Carstens, destacó la importancia de invertir en educación. Aplaudió la estrategia de las autoridades por alcanzar una mayor inclusión financiera, pero destacó que esos alcances serían mucho más profundos si se comenzara a invertir en la educación de las niñas. Y ya en la fiebre mundialista, Lagarde no dejó pasar la ocasión para agradecer a México su hospitalidad y la posibilidad de ver con gusto cómo la selección francesa clasificaba a los octavos de final. "Es un gran placer estar en México. Siempre es muy agradable venir a su país".