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La paciencia de la FED

SALVADOR KALIFA

La política monetaria en Estados Unidos (EU) continúa siendo el puntal de su recuperación económica y, hasta cierto punto, la que evita un peor desempeño de nuestra economía. No debe sorprendernos, por tanto, la importancia para ambos países de las decisiones del Comité Federal de Mercado Abierto (Comité) de la Reserva Federal (Fed).

En la reunión de la semana pasada el Comité siguió mostrando una enorme paciencia, al reiterar su compromiso con el retiro paulatino del relajamiento cuantitativo, así como la permanencia por un periodo largo de los niveles anormalmente bajos de la tasa de interés de los fondos federales.

Los tiempos y formas en que regresará la normalidad a la política monetaria estadounidense serán determinantes para ver si logra darle fortaleza y sustentabilidad al crecimiento del ingreso y el empleo en ese país, pero también para definir la trayectoria de la política monetaria en México, así como sus posibles repercusiones sobre las variables financieras y económicas internas.

El comunicado de la Fed insistió que la disminución de las compras de bonos, que a partir de este mes ascienden sólo a 45 mil millones de dólares, no tiene un curso preestablecido, sino que depende de las perspectivas sobre inflación y empleo. No obstante, la gran mayoría de los analistas considera que la ronda actual de relajamiento cuantitativo concluirá antes de fin de año.

En principio, el final de estas compras debiera traducirse en una presión alcista en las tasas de interés de largo plazo. El bono del tesoro a 10 años, por ejemplo, cuya tasa de rendimiento se ubica en estos días alrededor del 2.70 por ciento, pudiera colocarse cerca del 3 por ciento para finales de 2014.

Esa tendencia, sin embargo, no es definitiva. Pudiera contrarrestarse, por lo menos temporalmente, con la salida de dinero de países emergentes y su canalización a los mercados de bonos estadounidenses. Aun así, no es muy aventurado señalar que los mejores momentos de tasas bajas de largo plazo son cosa del pasado.

En lo que toca a la tasa de fondos federales, el Comité espera mantenerla en su intervalo actual del 0 al 0.25 por ciento por un tiempo considerable posterior al final del programa de compra de activos. Es interesante observar, además, que cuando empiece a subirla (quizá durante la segunda mitad del año próximo), planea hacerlo en forma paulatina.

Así lo hace ver el último párrafo del comunicado: "El Comité prevé actualmente que, aun después de que el empleo y la inflación estén cerca de los niveles consistentes con su mandato, las condiciones económicas pueden, por algún tiempo, requerir mantener la tasa objetivo de los fondos federales por debajo del nivel que el Comité ve como normal en el largo plazo".

Muchas cosas pueden cambiar dentro y fuera de EU que afecte esta opinión, pero por ahora todo parece indicar que será hasta 2017 ó 2018 cuando la tasa de los fondos federales llegue al nivel que el Comité considera como normal (4 por ciento) en el largo plazo.

Queda, sin embargo, una gran interrogante: ¿Cómo hará la Fed para deshacerse de los bonos que adquirió durante las tres rondas de relajamiento cuantitativo sin trastocar el desempeño de los mercados financieros y la economía? No hay antecedentes para aventurar una respuesta, por lo que tendremos que esperar para conocerla.

Mientras tanto, ¿qué significa todo esto para México?

El proceso de normalización de la política monetaria en EU tendrá, sin duda, repercusiones sobre los mercados financieros y cambiarios de nuestro país.

En lo inmediato, el fin del relajamiento cuantitativo en EU ejercerá una presión alcista sobre las tasas de interés a las que las empresas mexicanas y nuestro gobierno podrán contratar deuda en dólares. También es posible que se eleven las tasas de interés de largo plazo en pesos.

Por otro lado, es previsible que Banco de México mantenga su tasa de referencia de corto plazo relativamente baja mientras no cambie la tasa de los fondos federales de la Fed.

La prueba de fuego para las tasas internas, el mercado bursátil y el peso vendrá cuando comiencen a subir las tasas de interés de corto plazo en EU, puesto que está por verse si la entrada de divisas asociada a las reformas de telecomunicaciones y energética, cuyas leyes secundarias siguen en el tintero, será suficiente para contrarrestar el regreso de capitales hacia el mercado estadounidense.

Considero que el resultado neto de esas dos fuerzas será una salida de inversionistas, por lo que veremos un aumento de las tasas de interés internas, una caída del precio de las acciones y, quizá, una depreciación del peso, lo que podría complicar las finanzas públicas, ya que el capital extranjero se convirtió desde hace un tiempo en la principal fuente de financiamiento del déficit gubernamental.

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