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La vida después del cáncer

Retomar tu rutina es difícil, pero no imposible

La vida después del cáncer

La vida después del cáncer

Violeta Rodríguez

Un mal diagnóstico hizo que Angelina Flores Chairez perdiera el seno izquierdo, le dijeron que las bolitas en su pecho desaparecerían con el paso del tiempo y no fue así. A dos años de su última quimioterapia recuperó su cabello, peso y la sonrisa. Su vida cambió radicalmente ahora debe cuidar su alimentación y tener chequeos constantemente.

Después del cáncer la vida es otra, ahora Angelina aprecia momentos que antes pasaban desapercibidos. Lleva con orgullo su prótesis y alienta a otras mujeres a revisarse y no dejarse derrotar.

Células cancerígenas

En noviembre del 2010, Angelina acudió a su chequeo en el departamento de ginecología del ISSSTE, había detectado dos bolitas en su pecho y la tenían intranquila. Quiso prevenir cualquier posible escenario y se realizó varios estudios.

"Tenía dos bolitas en el seno izquierdo, fui al departamento de ginecología en el ISSSTE, me hicieron mi estudio, regresé por mi resultados y me dijeron que no era nada, que eran unas bolitas de grasa y que se me iban a quitar solas.

Uno asocia el cáncer inmediatamente con la muerte, yo estaba preocupada pero ellas me dieron la confianza de qué no era nada. Uno se pone en sus manos, pues ellos son los que saben. El error de nosotros fue no pedir otra opinión”.

Angelina esperó, se revisaba constantemente su seno pero las bolitas no se iban. Pasó el tiempo y al cabo de un año tenía dolores insoportables en el pecho, el sólo roce de la blusa le causaba un dolor.

“Volvía a ir con las mismas señoritas, y la doctora se asustó mucho. Se puso a echarle la culpa al muchacho que interpreta las mastografías, le dije que ahorita ya no estábamos para echar culpas”.

Le recomendaron ir a una clínica privada. Le dieron su expediente y se lo prestaron para que lo revisara el doctor. Él le ordenó realizarse una biopsia y a los seis días le dieron el diagnóstico.

“Llamé y me dijeron aquí tenemos sus resultados, venga inmediatamente. Ya muy triste llegamos y me lo dieron, hice cita con el doctor y me dijo ‘fíjate que sí, traes unos problemitas que no me gustan nada’ me dijo, y pues que no iba haber de otra y me tenía que operar”.

El 21 de septiembre del 2011, Angelina fue sometida a una cirugía donde le extirparon totalmente el seno izquierdo, para el 24 de octubre de ese año fue programada para su primer quimioterapia.

“Las quimios son muy agresivas, aparte de que tu sabes lo que te está haciendo, son las reacciones. Tiene uno muchas ganas de vomitar, no acepta uno ningún olorcito, ni de crema, ni de perfume, de nada. Hasta el olor del comal para las tortillas me ofendía, acostada las hice todas”.

Le aplicaron seis quimioterapias, una cada mes. La agresividad del tratamiento hizo mella en su cuerpo y en su ánimo. Lo peor, dice Angelina, fue una ocasión en que tomaba un baño y el cabello comenzó a caérsele.

“Se me empezó a caer mi pelo en la segunda quimioterapia, se me empezó a caer a puños. Recuerdo que el primer día que se me empezó a caer, me estaba bañando. Grité y lloré, no sé, porque mi hija menor fue rápido. Yo sabía que se me iba a caer pero para mí fue muy difícil.

Incluso cuando me quitaron el seno, al día siguiente que me fue a ver el doctor, le dije estoy bien bonita pero me falta un chicharrón. El doctor me dijo que después me los iba a poder poner del tamaño que yo quisiera”.

La vida sin un seno

El cabello de Angelina es castaño y está teñido con luces rubias, lleva las uñas esmaltadas de color rosa y los ojos delineados. A simple vista no parece una mujer que haya sufrido los estragos del cáncer.

En casa sólo conserva un gorro gris, que ella misma tejió, todos los días usaba uno para cubrirse la cabeza, lo hacía sobretodo por sus nietas, temía asustarlas. Cuando su cabello comenzó a crecer, Angelina se quitó el gorro frente ella, quería explicarles por lo que su abuelita había pasado.

“Un día dije, aquí las voy a tantear y me quité a propósito el gorrito y llegaron. Paraditas en la puerta de la recamara me veían. La más chiquita se subió a mi cama y me dijo agarró la cabeza, ‘a mi abuelita le está saliendo su pelito’ y se puso a cantar que mi abuelita es la más bonita”.

Ella no quería que sus nietas la vieran sin un seno, una vez que fue sintiéndose mejor decidió usar la prótesis. Cuando sale al pasear o a comprar el mandado, la porta con orgullo, dice.

“Es muy triste saberse que no tiene una parte de su cuerpo, si es difícil pero con el cariño de todos lo va superando. A veces uno no puede sacar sus sentimientos porque no quiere que sus hijos las vean llorar, se arma uno de todo su valor y sonríe”.

Cada seis meses se realiza estudios generales, le hacen exámenes de sangre y orina. Además revisan que no se desarrollen células cancerígenas en otras partes de su cuerpo. En la última visita al médico le explicaron que tenía buen diagnostico por lo que pronto podría ser dada de alta. No toma ningún medicamento y entre sus planes están jugar más con nietas, apoyar a sus hijos y disfrutar de la vida.

Cáncer de mama

El cáncer de mama es una enfermedad en la que células proliferan de manera anormal e incontrolada en el tejido mamario, se puede presentar tanto en los hombres como en las mujeres, aunque el cáncer de mama masculino es raro.

Datos del Instituto Nacional de las Mujeres, revelan que de la población adulta que en 2010 fue hospitalizada por algún tipo de tumor maligno, 24.3 por ciento de las afecciones en mujeres de 20 años y más fueron ocasionadas por el cáncer de mama, mientras que en los hombres del mismo grupo de edad sólo representó el 0.5 por ciento.

El riesgo de desarrollar cáncer de mama aumenta con la edad de las mujeres, pero también se relaciona con factores genéticos, hereditarios y con ciertos estilos de vida como el sobrepeso y sedentarismo.

De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud (OMS), el cáncer de mama es el cáncer más frecuente en las mujeres tanto en los países desarrollados como en los países en desarrollo.

Las estrategias de detección precoz recomendadas para son el conocimiento de los primeros signos y síntomas. El control integral del cáncer abarca la prevención, la detección precoz, el diagnóstico y tratamiento, la rehabilitación y los cuidados paliativos. Algunos factores de protección para reducir el riesgo de esta enfermedad son una alimentación saludable, hacer ejercicio, mantener el peso ideal y la lactancia.

Datos de 2010 señalan que la tasa de mortalidad del cáncer de mama es de 16.79 en mujeres de 25 años y más; en 2002, este indicador se ubicó en 14.9.

En Coahuila mueren 299 mujeres al año a causa del cáncer de mama, de acuerdo a información del Instituto Nacional de las Mujeres.

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