Desde que nacimos como asociación, supimos de la relevancia de generar sinergías no sólo con los ciudadanos que desearan sumarse a nuestros proyectos, sino con aquellos grupos que están ya trabajando en los propios. Finalmente, sabemos que se trata de aportar al entendimiento de lo que nos sucede en y como región desde las más ópticas posibles.
Esta semana fuimos invitados a ser miembros del Consejo Cívico de Instituciones; junto con CANACINTRA, el Colegio de Arquitectos, la UNID y el Centro de Investigaciones México Avanza, aceptamos la invitación del CCI para sumar nuestro quehacer, inquietudes y formas de entender a la región a la construcción de un imaginario común sobre las ciudades que queremos para vivir.
Entendemos estas sumas como la única forma de cohesión, como la mejor fórmula donde se combinen diferentes visiones, experiencias y métodos. El CCI ha sido un gran ejemplo de cómo la sociedad puede apuntalar un tema, generar su propia visión y pedirle a la autoridad que provea los datos (en este caso) o las herramientas suficientes para que una región cambie. Ante los datos, ante una realidad que duele y es contundente, el espacio de evasión es mínimo. No aspiramos a una sociedad donde la meta sea acotar espacios, sino a una donde juntos podamos abrirlos, sin embargo, hasta que eso no sea posible y no se conciba a la crítica o el señalamiento como un aporte al debate democrático, nos queda la creciente posibilidad de señalar, vigilar y sumar de forma proactiva.
Las causas y los métodos son diversos, pero la trinchera es la misma. La sociedad civil organizada debe estar cohesionada, sabemos que no es fácil, que los temas, intereses y formas difieren, pero el ánimo de la pluralidad democrática debe permear al interior de nuestros grupos y tender puentes entre ellos. Hoy, el Consejo Cívico nos ha tendido uno de muchos que habremos de seguir construyendo. Sumemos entonces lo que somos, sumarnos es la meta.