Los talibanes lanzaron hoy su tradicional ofensiva de primavera con varios ataques en todo Afganistán, entre ellos el lanzamiento de cohetes en el aeropuerto de Kabul y en una base de la OTAN en la ciudad de Bagram, causando casi 30 muertos.
En la provincia de Jalalabad, en el este de Afganistán, los talibanes tomaron por asalto el edificio del Ministerio de Justicia, justo cuando los trabajadores llegaban a sus labores, matando a dos guardias de seguridad y cinco civiles, además hirieron a decenas de personas.
De acuerdo con el jefe de la policía provincial, uno de los atacantes murió al detonar su chaleco con explosivos dentro del ministerio, mientras que otros dos fueron abatidos por la policía.
Cuatro horas y media más tarde, las fuerzas de seguridad afganas recuperaron el edificio después de un tiroteo con los talibanes, que se saldó con cinco civiles muertos y siete heridos, según la agencia Pajhwok Afghan News.
En el sur del país, un ataque insurgente contra un retén de la policía en la provincia de Helmand causó la muerte de nueve policías, informó el gobernador de distrito Sulaiman Sha Sarwani.
Mientras en otros sitios del este del país, grupos de milicianos, algunos de ellos en motocicletas, atacaron retenes policiales en las afueras de la ciudad de Ghazni, matando a tres personas y lesionando a otras ocho.
La ofensiva del Talibán de esta primavera boreal tiene lugar en momentos en que el país organiza las elecciones presidenciales, pues el pasado 5 de abril se celebró la primera vuelta electoral y una segunda vuelta electoral está prevista para junio próximo.
Según la Comisión Electoral de Afganistán, el candidato Abdulá Abdulá se impuso en la primera vuelta de las elecciones presidenciales, pero se enfrentará a Ashraf Gani en una segunda fase al no conseguir el 50 por ciento de los votos.
Las milicias han incrementado sus ataques para sembrar inseguridad y debilitar al gobierno, mientras las tropas internacionales preparan su retiro del país a fines de este año.
En la actualidad, menos de 30 mil soldados estadunidenses permanecen en Afganistán, el número más bajo desde la invasión a finales de 2001.
La ofensiva de los talibanes tiene como objetivo a “los invasores extranjeros y quienes les apoyan”, lo que incluye espías, contratistas, traductores, personal sanitario, políticos y funcionarios afganos, según un comunicado divulgado en su página web.
