Riquelme. (Ilustraciones: Roberto Pérez Jiménez)
Riquelme
Riquelme se paseaba muy ufano por Torreón
presumiendo de las luces y de la Plaza Mayor
la calaca lo escuchó y de la risa se moría
y de tres patadas en una tumba lo metía.
El alcalde llora y llora, él se quiere regresar
a terminar los trabajos que tiene que entregar
la flaca dice no, Miguel dice sí, pues si no me regresas
el inframundo va a sufrir.
Torreón yo no te odio, pero ahí te va tu mandatario
a que acabe su encomienda
le falta el drenaje pluvial y terminar el alumbrado.
por: Sergio Rodríguez Rodríguez
Rossique
Porque llegó él primero
el Diablo andaba de suerte
cargó con un tesorero
y hasta con un presidente.
Éstos huelen a santos
dijo bajando la voz
si no son del Toluca
me acompañan los dos.
Metidos en un alambique
Pasan la noche y no duermen
chillando el señor Rossique
y lo acompaña Riquelme.
por: Carlos Soto Gutiérrez
Campillo
Campillo espectáculos organizaba
con apoyo del Estado, pregonaba
porque al pueblo pan y circo,
aunque nos quedemos sin un cinco.
La muerte, cansada de la situación
se lleva a Campillo al panteón
explícame lo del Parque Esperanza
porque se me hace que fue pura tranza
Pozos y más pozos por doquier
que se hacen más al llover
un panteón Gómez será
y ahí la muerte descansará
por: Ernesto Castro Cienfuegos
Torreón
La muerte contenta paseaba en Torreón,
cantaba y bailaba en la Plaza Mayor,
cansada y exhausta tomó la Colón,
buscando bebidas para este calor.
Entrada en la fiesta la muerte gritó:
Hoy estoy alegre pónganme una canción,
ya que si hoy no canto
me los llevo a todos al panteón.
Pisteando con Riquelme la muerte lloró,
pues no había consuelo por el pobre Torreón,
ya la gente sin dinero,
y además les subió el camión.
por: Ania Emoe Adame Mendoza
Ciudades hermanas
Los Metropolitanos
Ocurrentes los paisanos,
alcaldes de La Laguna,
quieren verse cual hermanos
en la vida y en la tumba.
Lerdo, Gómez y Torreón
y de pilón Matamoros
se unieron en el panteón
a repartir sus tesoros.
Ojalá que esta reunión
tenga sus buenas razones
que no sea de relumbrón
y nos dejen en calzones.
por: Miguel Gerardo Rivera