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Las Palabras Tienen la Palabra / Es una extensión del brazo

Juan Recaredo

Es una extensión del brazo

Escarbando como perro tras el ansiado hueso en el origen de las palabras, encuentro a veces relaciones muy lógicas, pero que me sorprenden porque a pesar de ser tan obvias, nunca las hubiera podido imaginar.

En la prehistoria de nuestro idioma, por ejemplo, se relacionan el brazo y el arma y si le pensamos un poquito, veremos que es muy lógico: para nuestros antepasados trogloditas (por favor, acuérdeme de analizar el término troglodita), sí, para nuestros antepasados, usar una arma era como ponerle una extensión al brazo, además porque sus armas eran las más sencillas, una lanza o un garrote y pare usted de contar.

Entonces viene a mi mente que brazo, en inglés, se dice arm y digo… ¡Ah, ya caigo! y aunque arma se dice weapon, hay también otros vocablos relacionados como firearm que es arma de fuego o el verbo to arm que significa armar o armarse.

Una arma es un instrumento que se usa para combatir y la palabra arma en sus orígenes prehistóricos implica ajustar o encajar algo…¿Qué? Pues precisamente esa especie de extensión que se le estaría poniendo al brazo.

El arma –ya vamos entendiéndolo mejor- es como si dijéramos un brazo extra que se le ajusta o se le acopla al nuestro (a nuestro brazo) para que después ande ahí de acoplado, realizando acciones que el brazo natural no puede hacer, porque no tiene la suficiente fuerza, potencia o condición para lograrlo.

Ahora, cuando hay un peligro y se nos advierte por ejemplo que un extraño enemigo está osando profanar con su planta nuestro suelo, nos lanzamos todos ¡a las armas! para combatirlo, (¿verdad que sí?, ¡más nos vale porque lo tenemos mil veces prometido!).

Esa es o debe ser nuestra reacción cuando se da la voz de alarma… porque eso es una alarma, una advertencia o incitación de que hay que ir a-las-armas. No necesariamente en el caso de una invasión a nuestra Patria. Puede ser en la oficina… Alguien da la voz de alarma: ¡Cobrador a la vista! Inmediatamente uno, como jefe, corre a esconderse y allá que la secretaria salga al frente para que practique sus habilidades tauromáquicas, o sea para que se lo toree.

La armada es un ejército, un grupo que se arma… pero para que un grupo armado funcione, necesita no sólo tener sus armas, sino también armarse bien, coordinarse adecuadamente para que todos los elementos funcionen en armonía, bien acoplados como se acoplan las armas a nuestro organismo, o como se acopla una orquesta que es un grupo de filarmónicos, como se les llama a los músicos porque son los que “aman las armonías”. (filos en griego es el que ama) .

Los gendarmes son gente de armas porque se supone que portan armas y las usan para atrapar a los ladrones, aunque en nuestra era a veces las armas son muy sui generis, muy singulares: Una mordida que se da, una botella de agua mineral que se aplica o un cable electrizado que también se aplica en lugares del cuerpo donde hace unas cosquillas… que para qué le cuento.

Escríbale a Don Juan Recaredo: La dirección de su correo electrónico es donjuanrecaredo@gmail.com

PREGUNTA DEL PÚBLICO:

¿Por qué no aprendemos que la palabra lobby en nuestro idioma no existe? Pregunta en tono de queja que escribe Norma Mayo

RESPUESTA:

En el Diccionario de la Real Academia Española ya aparece la voz inglesa “lobby” con 2 significados: Grupo de personas que presiona en favor de diversos intereses y vestíbulo de algunos establecimientos como hoteles, cines, teatros, etc.

Para terminar, un anuncio clasificado: “Se cuentan chistes a domicilio. Seriedad absoluta” ¿Cómo dijo? ¡LAS PALABRAS TIENEN LA PALABRA!

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