1.- Palabras huérfanas.- A las beneméritas instituciones que albergan niños sin “madre ni padre ni perro que les ladre”, les decimos orfelinatos, orfanatorios y orfanatos. De las tres palabras la única académicamente correcta es la última (orfanato) que el diccionario consigna como un asilo para huérfanos. Las otras dos por el momento no encuentran un lugar que les dé asilo, mas allá del habla popular.
2.- La excepción bautiza (y confirma) la regla.- El adjetivo derivado del sustantivo hipótesis es hipotético como el de síntesis es sintético y el de crisis es crítico. También el de apoteosis es apoteótico. La apoteosis es el reconocimiento de su calidad de dioses a determinados héroes y lo apoteótico es todo lo que se relaciona con la apoteosis. Sin embargo, el hecho de que mucha gente se confundiera y usara el término apoteósico ha hecho que éste sea aceptado por la Real Academia y ahora es la excepción. Usted puede decir apoteótico o apoteósico y nadie le puede reclamar. ¡para que vea usted qué noble es nuestra lengua!
3.- Carpinteros de carretas.- En la antigua Roma, carpentum eran esos carros de 2 ruedas que vemos en las películas bíblicas y que se enganchan a los caballos de tiro mediante dos largas varas ajustadas a los costados. Estos carros no servían sólo para lanzarse a la batalla, para lucirlos en los desfiles o para jugar carreras como la de Ben Hur, sino que constituían un medio de transporte muy difundido, simplemente para trasladarse de un lugar a otro. El que fabricaba ese tipo de carpentas o carretas era el carpentarius, que equivale en la actualidad al carpintero. Hoy en día ese tipo de carros ha dejado de usarse y la palabra carpintero se aplica al que trabaja o labra la madera para fabricar no sólo carros sino una gran variedad de artículos.
4.- Los cacharros y los cachitos.- Los cacharros son vasijas viejas o pedazos de ellas. Un cacho es un pedazo de algo y cacharro es una forma despectiva de nombrarlo. Y es que la palabra cacho viene del latín caccabus que es una olla o vasija. O sea que la palabra ya dio la vuelta… No se haga bolas: vamos a repasarlo: Caccabus era una olla, una vasija. De ahí se deriva cacho que era una vasija y luego pasó a ser un pedazo de vasija. Después de cacho pasó a cacharro que es como se le llama actualmente en España a una vasija o a un pedazo de ella.
Nosotros en México casi no usamos la palabra cacharro. En todo caso, las cosas viejas, rotas o inútiles para nosotros son los cachivaches, palabra también reconocida por el Diccionario Real y que indica todas esas vasijas y demás objetos que arrumbamos por inútiles. Hay quien les llama triques o trebejos.
La que sí usamos es la palabra cacho, con el significado de pedazo, la fracción de un todo. ¿Acaso no ha comprado usted un cachito con la esperanza de sacarse la lotería? Bien, pues ese cachito es el que nos ofrecen como un huerfanito, cuando es el último que queda de una serie. Constitúyase pues en orfanato, bríndele su asilo y… ¡buena suerte!
Escríbale a Don Juan Recaredo: La dirección de su correo electrónico es donjuanrecaredo@gmail.com
PREGUNTA DEL PÚBLICO:
Quisiera saber qué es lo correcto: decir conscientizar o conscienciar,o si hay alguna diferencia, pregunta en un amable mensaje Romina Contreras Guevara.
RESPUESTA:
A pesar de que la palabra inconsciencia se escribe con SC, la palabra conciencia se puede escribir con C o con SC. El diccionario de la Real Academia Española dice que lo correcto es concienciar, aunque los mismos académicos ya reconocen que el verbo concientizar está muy difundido y por eso se acepta así.
Observación díscola para terminar: Con el matrimonio sucede lo mismo que cuando vas a un restaurante y te das cuenta que el platillo del vecino está mejor que el tuyo. ¿Cómo dijo? LAS PALABRAS TIENEN LA PALABRA.