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Las pláticas TED

GENARO LOZANO

Son un éxito. En su sitio web (www.ted.com) tienen más de 1,600 pláticas con millones de reproducciones- la más vista es la de Sir Ken Robinson y alcanza las 15 millones de vistas. El lema de estas conferencias, iniciadas en los años ochenta, es "Ideas Worth Spreading" y son pláticas de 18 minutos o menos que lo mismo reúnen a expresidentes como Bill Clinton, empresarios como Bill Gates, escritoras de bestsellers como Elizabeth Gilbert, científicos como Richard Dawkins, que a personajes menos conocidos, pero que tienen una historia para contar.

Nunca me ha gustado el formato de esas conferencias. El escritor Nicholas Taleb las ha calificado de "un circo monstruoso de intelectuales más obsesionados con dar un buen show". Y en efecto, las pláticas TED tienen algo de eso. Son un performance en donde se invita al conferencista a mover a las audiencias, a llevarlos a los extremos, a hacerlos reír, a hacerlos llorar, pero a tratar de dejarles una idea simple en la cabeza que los ayude a "mejorar su calidad de vida y del mundo", como dicen los organizadores.

He visto pocas de esas pláticas. Vi en YouTube recientemente una de la supermodelo Cameron Russell, titulada "El look no lo es todo. Créanme, soy una modelo"- que alcanza 2.4 millones de reproducciones y no me gustó. Vi una de Alain de Botton y prefiero leerlo. Vi hace unos años la de Emiliano Salinas en el TEDxSanMigueldeAllende -la x significa que son una franquicia- titulada "Se buscan Gandhis" (520 mil reproducciones) en la que Salinas expone el papel de la sociedad civil ante la violencia, usando la filosofía de la franquicia de cursos -carísimos- que él trajo a México en el programa Executive Success Program (ESP).

Las TED me parecen conferencias de Avon o de alguna empresa multinacional que busca transformar la mentalidad de sus empleados y hacerlos más productivos, a ser emprendedores. Tienen un tufo de evento religioso, llenos de fieles que van a escuchar a sus gurús y sus historias de éxito personales, historias que les darán certezas en un mundo incierto. Historias que resolverán algunas de sus preguntas más básicas.

Pese a mi desagrado por estas conferencias el fin de semana pasado conduje el evento TEDxMexicoCity "Cerrando Brechas", irónicamente patrocinado por Telcel, en el Centro de la Cultura Digital (CCD), en el sótano de la Estela de Luz.

En diciembre pasado, en medio de las fiestas decembrinas, un joven me contactó por Facebook preguntándome si me interesaba participar como conductor. Le pregunté que si tenían presupuesto, me contestó que no, que las pláticas TED "son sin fines de lucro, que dependen de voluntarios y que era un evento para hablar de la educación, la tecnología y factores de inclusión en México". Supe también que participaría Ophelia Pastrana, una geek que admiro y que además es transexual.

La palabra "voluntarios", la participación de Ophelia, la reapropiación y resignificación del espacio de la Estela de Luz, símbolo de corrupción, y mi morbo por descubrir qué hay detrás de estos eventos me hicieron aceptar y faltar al cumpleaños de mi mejor amigo.

En el CCD se reúnen desde el sábado a las 10 am los conferencistas, quienes ensayan sus performances. Grupos de voluntarios montan el escenario, hacen pruebas de sonido y toman clases de ejercicios de relajación. Yo llego a las 5 pm y todo mundo está ocupado afinando detalles. El ambiente es festivo. Los organizadores andan vueltos locos. No logro decidir si el evento está mal o bien organizado.

Uno de los conferencistas, un poco pesado, se me acerca y me dice "qué chascarrillo vas a decir de mí, di un chascarrillo", me quedo pensando que lo acabo de conocer y que no tengo ni idea de qué decir de él más que acaso está guapo. Se lo digo, se queda callado y luego me pide unos cambios en su bio y los hago para presentarlo. Se presume como "creativo y creador de varias pláticas TED". Su plática es sobre la generosidad y el auditorio le aplaude. Una idea simple, pero bien desarrollada y un mensaje necesario.

La organización me parece una metáfora de México: todo se hace al aventón, algunas cosas fallan - incluso el agua de los baños de la sede- pero al final, mágicamente, todo sale bien. Y sin embargo se mueve, como el país.

El TEDx dura de las 7:30 pm a las 12:20 am. La audiencia no se ve cansada al final. Se tropicaliza el evento con una rifa caótica, pero los asistentes lo aman. Al final estoy ya un poco cansado y malhumorado, pero tomo energía de mi coconductora @wera_supernova y su sonrisa. Termina el evento y huyo antes de que lleguen los mariachis (no los soporto).

Camino de la Estela a mi casa. Cruzo Reforma. Del lado de la Torre Mayor me encuentro a dos integrantes del mariachi que van tarde a la tocada. No puedo dejar de reír, es surreal. Me piden indicaciones para llegar al CCD. Camino a casa pienso en que no me convertí en fan de las pláticas TED, pero sí me contagió el espíritu de participación colectiva tan necesario en México. No me puedo enojar. Llego a casa con una sonrisa y con ganas de ver lo que harán este año en Iztapalapa y en Tepito, en un intento por combatir la violencia, de apoderar a gente y de sembrar solidaridad cívica. Bien por ellos.

Politólogo e Internacionalista

Twitter @genarolozano

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