Los cambios en los roles sociales de los padres, la actividad física de los niños y la falta de buenos hábitos alimenticios en los primeros años de vida, son detonantes de la obesidad infantil dijo Esther Gamero Lara, nutrióloga del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE).
Para la especialista en nutrición adscrita a este instituto, es fundamental revertir esta situación, pues indicó que un niño obeso tiene altas probabilidades de ser un adulto obeso; exponiéndose a diversidad de enfermedades no transmisibles como la diabetes y la hipertensión.
Indicó que por la frecuencia y el ritmo en que crecen el sobrepeso, la obesidad y las enfermedades no transmisibles -especialmente la diabetes mellitus tipo 2- se afecta no sólo el ámbito de la salud sino también el económico y el social. Por lo anterior destacó la importancia de actuar y fomentar buenos hábitos de salud en edades tempranas.
La funcionaria del ISSSTE recordó que padecimientos como la obesidad y la diabetes, son problemas complejos y multifactoriales, requiriendo la atención médica, la orientación en temas de nutrición y la activación física. Sin embargo, puntualizó que estos escenarios pueden prevenirse actuando a tiempo, evitando el sedentarismo y llevando una alimentación adecuada.
Hay que concientizar a los padres de familia sobre la obesidad y sus peligros, a fin de que cuiden la nutrición de sus hijos, destacó la nutrióloga del ISSSTE.
Reiteró que esta es una enfermedad que conduce a padecimientos graves como la hipertensión arterial, la diabetes, problemas respiratorios, daños a las articulaciones, entre otros.
"Deben eliminarse de la mente algunos mitos, porque erróneamente algunas personas tienen la concepción de que un niño obeso es un niño sano, un infante con salud", comentó. De igual modo expresó que una persona sana es aquella que lleva una buena alimentación, es activa físicamente y, en general, procura su bienestar.
