México cerró su preparación con miras al juego que sostendrán ante Brasil en el Estadio Castelao y de ahí se fueron al hotel, donde recibieron la serenata. Llevan serenata al Tricolor otra vez
El sonido del mariachi y "El Cielito Lindo" retumbaron por segunda noche afuera del hotel del Tri.
Mexicanos y brasileños fueron atraídos por el peculiar sonido del Mariachi y entonaron "México Lindo y Querido".
La noche de ayer cientos de mexicanos se reunieron en este mismo punto frente al hotel del Tri y ante el alboroto los jugadores, encabezados por el técnico Miguel Herrera salieron a la terraza para cantar con los aficionados.
LLEGAN MILES DE AFICIONADOS SIN BOLETOS
Conseguir un boleto para el partido Brasil-México es casi imposible y se paga un precio muy alto. Todos los brasileños quieren estar ahí, y todos los mexicanos... también.
La Secretaría de Estado de Turismo de Ceará, capital de Fortaleza, tenía previsto que 16 mil 600 compatriotas llegarán para ver este partido, sin embargo, la cifra podría ser rebasada.
Muchos mexicanos sin boletos han llegado de las formas más inverosímiles, con mucha pasión, fe y sin dinero. Lo han hecho en bicicleta, manejando y en vuelos de más de 30 horas con conexiones eternas para hacerlos más baratos y durmiendo en aeropuertos.
Conseguir boletos afuera del estadio era difícil. La mayoría de los revendedores brasileños se han trasladado a la zona turística de esta ciudad. Afuera de los hoteles abarrotados por mexicanos se acercan a ofrecer los ansiados boletos.
Aunque la FIFA argumentó que los candados para la compra eran para desalentar la reventa, el control en los estadios brasileños para la Copa es deficiente.
Para este partido, la mayoría de las estafas están siendo a través de agencias y de ofertas por internet. Gente que pagó billetes y que nunca les llegaron, se encuentra en una situación peor de la que ni boletos trae.
En el México-Camerún, los revendedores bajaron sus precios más de un 50 por ciento y a muchos mexicanos con boletos para revender, no les quedó otra que ofertarlos y en algunos casos, hasta regalarlos. La especulación es el pan de cada día.
