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Los 80 mil muertos de Calderón…

JORGE CAMIL

La semana pasada, Vicente Fox reconoció que su relación con Felipe Calderón era "fría, fea, lejana". Calificó al otro expresidente panista como un político "de mecha corta". Eso confirma la teoría de que la "guerra contra las drogas", emprendida por Calderón en 2006, fue sólo una manera ostentosa de legitimarse en el ejercicio: el quinazo del siglo.

Ningún presidente mexicano se había obligado tanto con Washington. Después nos dimos cuenta de que su entrega incondicional al ejército era el equivalente de un "golpe militar". En mayo de 2012 escribí que el mandatario se sentía "verdadero comandante en jefe", y actuaba en todo momento "sabiendo que no se (opondrían) a sus designios ni los ciudadanos ni los secretarios de Defensa y Marina". Mencioné, parafraseando a un periodista español, que "ningún país civilista con instituciones democráticas tiene desplegado en pie de guerra a la mitad del ejército en su propio territorio". (La Jornada 11/05/12).

El tema ya lo había mencionado Fox en Madrid en noviembre pasado, cuando declaró con su estilo desparpajado: "a diferencia de Calderón, yo no tengo que ocultar 80 mil muertos. ¡Bolas!".

Fox por su parte olvida sus lamentables decisiones en el tema de los desaparecidos. Tuvo la oportunidad histórica de instalar una "comisión de la verdad" integrada por notables para analizar la guerra sucia, pero optó por que el gobierno se auditara a sí mismo. Creó una "fiscalía de aparador" a la que finalmente mató el último día de su gobierno con "sigilo y nocturnidad" (como acusó el fiscal Ignacio Carrillo Prieto). (En 2007 publiqué en La Jornada "Desaparecidos: un manto de olvido".)

Los muertos de Calderón son palabras mayores. Pero él parece olvidar que la acusación por genocidio sigue pendiente de juicio en el Tribunal Penal Internacional. Ha continuado actuando como si nada, después de su año sabático en Harvard. Durante la campaña presidencial de 2012 los estrategas panistas clasificaron a los muertos por montones: "los 35 de Boca del Río" y los "70 de San Fernando"; enterrados en fosas comunes con nombres genéricos de "sicarios" o "individuos con antecedentes". Hacían todo para complacer al mandatario "de mecha corta…".

Y justo cuando algunos analistas comenzamos a advertir que la cifra de muertos del sexenio debería ser superior a la reportada; alcanzar por lo menos 50 mil o 60 mil, un "ilustre asesor" del hoy desacreditado Alejandro Poiré la fijó arbitrariamente en 20 mil. Pretendió ocultar la información con lenguaje cibernético, alegando que la cifra de 2011 (el peor año) estaba "en construcción…" (Ver mi artículo de La Jornada el 20/01/12).

Fox no se anduvo por las ramas, afirmó que sobre los 80 mil muertos nadie averiguó nada. Sin llegar a la palabra "genocidio" aseguró que fue por lo menos "una violación flagrante a los derechos humanos".

Acusó a Calderón de haber hecho una "fosa común virtual…donde se aventaron 80 mil muertos". Todos clasificados como "delincuentes". Añadió con lapidaria razón jurídica que presentar a una persona en cuanto la capturan como culpable es algo que viola sus más elementales derechos humanos. (¿Cómo olvidar las presentaciones cinematográficas de Genaro García Luna, con capos exhibidos frente a los medios de comunicación, al lado de amenazantes helicópteros y aviones de la Policía Federal que los trasladarían al exilio a Estados Unidos?) Fox acusó al sucesor de haber restaurado la "presidencia imperial", porque es obvio que el autoritarismo y arrogancia de Calderón son únicamente comparables a los de Gustavo Díaz Ordaz, cuando aseguraba que nos protegía de la "carroña comunista...".

www.jorgecamil.com

(Analista político)

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