Continuando con nuestro recorrido visitando la bella Italia, nos toca, aparte de la pizza, uno de los panes estrella de esta región, la deliciosa Focaccia (digamos que es una pizza, pero rústica).
La Focaccia es un pan nacido de la supervivencia que se realiza con tan sólo cinco ingredientes: agua, harina, levadura, sal y aceite de oliva, que logran el milagro de una exquisita masa simple.
El nombre de focaccia significa "hogaza" en italiano (aunque en latín focus significa "fuego"), y es eso focaccia simplemente, una pieza de pan aromática y apetitosa cocida sobre fuego. Aunque es reconocido como típico de la gastronomía italiana, se cree que la focaccia procede de los antiguos etruscos o los antiguos griegos.
Una historia italiana la vincula con la localidad de Recco, en la provincia de Génova, y en un momento específico, cuando en el Siglo XVI los pobladores de esta zona se vieron atacados por piratas Saracenos, que sitiaron la localidad. La población se refugió en los montes con lo necesario para sobrevivir, sobre todo harina, aceite y sal. Otra historia vincula su origen a Liguria (región que ya hemos visitado anteriormente), esta región rica en plantación de olivos, siendo este aceite el principal ingrediente de la focaccia. El agregado final lo dan las hierbas con las que se espolvorea la masa antes de cocinarse. Antiguamente, los romanos lograban un efecto similar cociendo las focaccias sobre hojas de laurel. Me gusta la focaccia porque es fácil de preparar, rápida, versátil y económica y se puede rellenar con cualquier cosa: anchoas, champiñones y chorizo, pero eso sí, siempre se le añade queso, porque le da el toque, aunque se puede hacer natural y acompañarla con pesto (lo recuerdan, también es de Liguria). Tiene un sabor inolvidable, una miga suave, liviana, y esponjosa. Lo más probable es que, cuando la hagan y la sirvan, se comerán más de un pedazo. Los invito a preparar esta receta que es todo un éxito.
La receta: Focaccia de cebolla
La receta (2 charolas de 45 x 45 cm.)
Ingredientes
* 400 g. de harina
* 2 cucharadas de aceite de oliva
* 10 g. de sal o 1 cucharada sopera
* 320 cc. de agua templada
* 3 cucharaditas de levadura instantánea
* 3 cebollas medianas picadas en pluma
* Orégano
Procedimiento
Encender el horno a 200° C. Enmantequillar dos charolas de horno y reservar. En un bol, poner la harina, la sal y mezclar con la levadura. Hacer un hueco en el centro, agregar el aceite de oliva y el agua para obtener una masa blanda y pegajosa; debe quedar chiclosa.
Trabajar la masa batiendo con la mano durante ocho a diez minutos. Traspasarla a un bol aceitado, dejarla reposar diez minutos tapada con film plástico.
Aplastar la masa para desgasificarla y dividirla en las dos latas. Extenderla con los dedos enharinados. Repartir la cebolla sobre la masa, espolvorearle sal, orégano y bañarla con un aceite de oliva. Tapar las charolas con un film plástico, dejarlas levar en un lugar templado hasta que dupliquen su volumen.
Retirarles el film y hornearlas durante 25 minutos o hasta que estén doradas. Servirla caliente o fría cortada en trozos.
Nota: Para prepararla en la batidora, colocar todos los ingredientes secos, el aceite y el agua en el bol y con el garfio trabajarla durante diez minutos. Luego, extenderla sobre las latas y seguir con el procedimiento anterior.
Contenido nutrimental
Por cada 200 gramos
* Energía 239 cal.
* Proteína 3.5 g.
* Carbohidratos 41 g.
* Fibra 8.2 g.
Presentación:
Como entrada, o para acompañar cualquier platillo.
Maridaje: Vino tinto cepa: Cabernet Sauvignon o un buen Merlot.
Me despido de "Los sabores de Fiore", "Cocinando con historia", y como siempre, les deseo un buen provecho. La comida se disfruta aún más junto a una buena compañía.
duranflorencia@gmail.com